La llamada que recibe Hilde, hija de un minero, y que le cambia la vida: su nueva aventura fuera de España y con poca gente como ella

Es la 'Historia del Día' de este viernes 28 de marzo. En ella, Navarro nos explica el gran hito que ha logrado esta chica

Redacción Herrera en COPE Paola Albaladejo

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Su padre fue minero, en Folgoso de la Ribera (El Bierzo) y al que, seguramente, le encantaría saber que su hija trabaja, sobre todo, para devolver a la sociedad esa oportunidad que ella tuvo y que no estaba escrita. 

Porque en su casa, el esfuerzo de ese minero y de su mujer consiguió que ella, Hilde Pérez, sea finalmente Catedrática de Ingeniaría Mecánica, Informática y Aeroespacial. Y que sea, además, desde hace un año, la Directora del Centro de Supercomputación de Castilla-León, donde se dedican, sobre todo, al cálculo y a la Inteligencia Artificial.

A la hija del minero Pérez la llamaron hace unos meses y se embarcó camino de la Antártida, en el proyecto “Homeward Bound”. Solo fueron 80 mujeres de todo el mundo, líderes en lo suyo, para hablar, discutir e intercambiar ideas para hacer un planeta más sostenible. Solo 80, y entre ellas estuvo la hija de un minero de Folgoso de la Ribera.

El proyecto Homeward Bound ya tiene nueva expedición. Será al Serengueti, en Tanzania. Y a ella acudirán otro centenar de mujeres punteras en lo suyo para, como dice Hilde Pérez, poder devolver su suerte.

La suerte que le dio nacer en una familia que, sin poder, hizo lo posible para poder.

Un militar aplica una fórmula que utiliza en el trabajo con su hija y se le acaba volviendo en contra: "No se lo esperaba"

En un momento dado, Navarro nos acercó una historia que protagonizaba un padre y una hija (similar a la que conocíamos hoy).

Que los padres quieren que sus hijos se les parezcan, aunque sea un poquito, lo tenemos constatado. Si sacan tus ojos, el hoyuelo de la barbilla, tus andares, para qué queremos más. Y si ya salen de tu mismo equipo, les gusta el Carnaval, la pesca, coser o comerse a dos carrillos tus chipirones en su tinta, ahí hay un padre y una madre babeando.

Mike Milá tiene una hija, África. Mike es militar paracaidista y disfruta mucho con su profesión, así que decidió comprarle a África un walkie, para poder conectarlo al suyo y jugar un poco a “vamos a vigilar entre los dos que no vengan los malos”. Lo que pasa es que a África, le puede la educación y le fallan los términos.

En vez de consignas militares, dice “gracias”.

Después de un buen rato con Mike vigilando desde el balcón a África en su patinete, llegó el momento de la cena, a la que la nena también es convocada por walkie. Lo que no se esperaba Mike es que África le desarmara.

Porque Mike tuvo que bajar los brazos y rendirse a esa nena pequeña y tierna que no sabe de camuflajes y que va a pecho descubierto con su padre. Quizá África todavía no se parezca a Mike, pero estamos convencidos de que a Mike le encanta que ella tenga sus cosas propias. Y que cuando le dé al botoncito sea para decirle a través de ese walkie lo que le dice: que le quiere mucho.

A menudo los hijos se nos parecen. O no. Cambio y corto.