Se muda de Canadá a Barcelona y la decisión que toma en España a los 18 años siendo tartamudo cambia su vida: "¡Gano yo!"

Es la 'historia del día' que nos trae María José Navarro este lunes 17 de marzo

Redacción Herrera en COPE

Publicado el

3 min lectura

Joan es un fenómeno sin discusión posible. Es un fenómeno. Porque es que le ha dado la vuelta a su dificultad. Y lo ha hecho sin medias tintas. Yo soy así y lo voy a mostrar sin remilgos, sin vergüenza y sin tonterías. Soy tartamudo y voy a ser monologuista.

Tartamudo y monologuista. Y ahora, ¿qué?

Se muda de Canadá a Barcelona y la decisión que toma en España a los 18 años siendo tartamudo cambia su vida: "¡Gano yo!"

Joan Natzari vino el otro día a ver a Pilar Cisneros y a Jorge Bustos a Mediodía Cope. Natzari no es un apellido, es su nombre. Lo explica él estupendamente. Es como si te llamas Juan Carlos. Pues Carlos es Natzari.

Nació en Canadá hace 31 años, pero se vino al Vallés catalán con su familia. No sufrió bullying, dice, porque tuvo suerte; fue un nini durante unos meses hasta que a los 18 se dijo: quiero ser humorista y además no voy a esconder nunca que soy tartamudo.

Desde aquí nos declaramos rendidos admiradores de Joan. La vida no te va a frenar nunca, querido. Menuda fortaleza.

La gran lección de vida que da Irene Villa en cada una de sus entrevistas: "Se ríe de sí misma"

Hay otra persona que da una gran lección en cada una de sus intervenciones. Como Joan. Es Irene Villa. Seguro que has oído hablar de ella o has escuchado alguna de sus entrevistas. Navarro le dedicó una de sus 'historias del día'.

Que Irene Villa es de otro planeta, yo creo que lo sabe toda España y parte del extranjero. Irene es periodista, psicóloga, conferenciante y es deportista de esquí alpino adaptado, por si le faltaba algo. A los 12 años fue víctima de un atentado de ETA junto a su madre. Perdió las dos piernas y tres dedos de la mano izquierda. Iba al colegio.

Eso puede destrozar a cualquiera, pero lo que Irene Villa nos ha mostrado siempre es que ella no es cualquiera. Porque no es que se haya repuesto. No es que haya vivido como si nada le hubiera pasado. No es que nunca se haya escondido.

Ha enfrentado la vida como venía. Jamás ha escondido sus prótesis ni su larga mano, elegantísima, a la que le faltan tres dedos. Es que ha hecho de todo y de manera entusiasta. Hasta reírse de sí misma.

El otro día se fue a ver a Pablo Ibañez en su podcast “Escapando pa´lante”, donde demostró que se lleva genial con el humor negro, enfrentándose incluso a los comentarios más difíciles. Que si es una mujer explosiva, que si no hace pie en las piscinas…. No hay una queja en Irene. Es más, ese humor, lo usa como herramienta para poder lidiar con lo que otros podrían considerar intocable.

Irene es poderosa, ¿verdad? El poder se lo da estar viva. Y no deja de disfrutarlo. Para vivir intensamente, para sobreponerse a diario y para salir de la oscuridad, gracias a esa lección que aporta a cada paso, con sus piernas de metal y sus faldas cortas. Para enseñarlas. Para decirle al mundo que se puede. Se nos queda corto lo de mujer explosiva, Irene.

Menuda jefa.