Una niña de siete años le coge el teléfono a su madre y se queda perpleja por el mensaje de WhatsApp que escribe y a quién: "No me lo puedo creer"

Seguro que lo hacen muchos de Vds en casa: el pin que desbloquea su móvil se lo sabe toda la familia, así que ese teléfono no guarda ningún secreto. O, directamente, no le han puesto Vds ni pin, para qué.

El de las madres sirve, además, de entretenimiento perpetuo. Ahí hay juegos, vídeos, dibujos animados (qué antigüedad), todo para que los críos estén ocupados en el lugar y en el sitio que sea. Y si se va a comer a un restaurante, tu teléfono consigue que los chiquillos no se levanten de la mesa y guarden un poco la compostura.

La madre de esta nena todo esto se lo sabe, pero lo que no se esperaba es que su criatura de 7 años decidiera revisar su agenda. Y en esa agenda de números de teléfono había uno que estaba guardado como “Jesús” y entre paréntesis “Papa”. Su madre lo que tenía era el contacto de un señor que se llama Jesús y que sabe mucho del Papa, pero la cría ató cabos y se dijo: Pero ¿qué ven mis ojos? ¿Jesús? ¡ Pues le voy a llamar!

Y marcó “Jesús” y le dejó un mensaje al tal Jesús que era, en su cabecita, Jesucristo.

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Siete años. Siete años tiene, eh. Pero también parece que tiene muchas cosas muy claras. Y que en su casa esas cosas claras se viven con mucha ilusión. Y con confianza.

¡Cuidao con el móvil, que hay mucho Pedro Sánchez en las agendas!

Un niño se pelea con su madre, amenaza con irse de casa, y la decisión que toma ella les obliga a grabar un vídeo: "De pronto"

María José Navarro, en otra ocasión, también puso el foco en un niño. En este caso, la historia es la de un calentón, ese calentamiento intenso y breve del piquito. Una ida de olla, vaya.

Belén Canalejo, tiene un negocio de papelería chulísimo y tiene, además, 4 hijos. El pequeño se llama Max y les ha salido del Atleti. Max tuvo un momento de calentón el otro día y dijo en voz alta que quería otra madre distinta. Así que Belén se puso manos a la obra.

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Un niño se pelea con su madre, amenaza con irse de casa, y la decisión que toma ella les obliga a grabar un vídeo: "De pronto"

Belén convenció a Max de que había una web que buscaba madres nuevas para los niños que quisieran dar un cambio a su vida y le propuso hacer un video. Que si hay que llevarle más a jugar al fútbol porque no marca goles, que si es muy bueno porque no le gustan los videojuegos, que si se despierta tarde y te deja descansar…

Belén seguía muy seria, contando las “virtudes” de Max con algún embuste gordo y le tocó el turno al crío. Dijo estar muy contento con el cambio de mamá, pero que ese cambio debía producirse en treinta años.

En treinta años. Y es que a Max de pronto le dio vértigo. Y lo que eran risas se tornaron en dos lagrimones como dos kiwis cuando su madre hizo la despedida para decir que le iba a dar mucha pena que dejara de ser su niño porque le quería un montón.

Max acabó como un monito, agarrado a Belén y moqueando. Cuántas veces dijimos de pequeños, o de adolescentes, ojalá y tuviera otra madre, otro padre y otra familia, ¿a que sí?

Y al final, ni hablar del peluquín…