Una niña de Málaga rompe a llorar en casa y deja de hacerlo por un motivo que no pueden creer sus padres
Nos lo cuenta María José Navarro este lunes 28 de abril

Una niña de Málaga rompe a llorar en casa y deja de hacerlo por un motivo que no pueden creer sus padres
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A Vds les gusta que sus nenes sigan sus aficiones, ¿verdad?
Mi amiga Arancha se pasó el sábado, en el 122 cumpleaños del Atleti, paseando al niño por el descampado del Metropolitano, sin un alma y cayendo un sol de justicia. Y ahí le tuvo al Diego, paseando por las placas de los jugadores con año y medio que tiene la criatura.

A casi todos los que son padres les gusta que sus niños les salgan clavaditos. Que sean nazarenos de su hermandad. O muy feriantes. Muy seguíos para sus cosas. Muy jartibles. Muy del Depor, o muy de Morante; muy de San Fermín, muy de coger un tambor en las fiestas y no parar de pegar la turra.
Les voy a presentar a Candela, que es de Málaga, tiene meses. Pocos meses. Y llora, que es uno de los trabajos que tienen los bebés. Sus padres, un poco desesperados, decidieron probar con la música. Concretamente por la de Antoñito Molina, que resultó ser un bálsamo.
Es decir, que si Antoñito Molina suena en casa de Candela, Candela deja de llorar.
Carmen y Javier, los padres de Candela, le han hecho llegar este vídeo a Antoñito, que dice estar a punto de que le explote el corazón.
A menudo los hijos se nos parecen. Y si no, ya haremos fuerza para que se nos parezcan muchísimo, ¿a que sí?
Un niño cántabro juega al fútbol en el colegio y la lección que le da a un reportero al contar su historia es para enmarcarla
Hace un tiempo, María José Navarro también nos habló en su 'Historia del Día' de un pequeñajo.
Martín es de Beranga, a 35 kilómetros de Santander. Menos de mil habitantes. Gente recia, sin tonterías. Este tipazo es una estrella viral. En el recreo, en su colegio, juega al fútbol. O algo así.
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A ver: juega en tercero contra cuarto y juegan cuatro contra diez. Martín tiene ya media mili hecha en zapadores. Claro, a la descompensación numérica le acompaña el marcador. Su equipo siempre pierde, y casi empataron una vez.
Martín casi empató, señores. Y ahí mantiene su esperanza. Así que si su niño no sabe perder, si su niña se pone moñas, vamos a sacar a Martín en procesión a ver si aprenden de esa actitud. Actitud de registrador de la propiedad en un cuerpo de tercero.
Bendito Martín, que sabe perder. Benditos los problemas que teníamos cuando éramos chicos.
Así que hoy, cuando salga de casa, a empatar en actitud con Martín. ¡Con Don Martín!