Un pescador de Valencia recibe ayuda de jóvenes voluntarios tras las inundaciones y esta es su reacción: "No lo creía"
María José Navarro, en su 'Historia del Día', nos presenta a Juan. Un pescador que se ha hecho viral en redes sociales
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No sé si Vds hablan valenciano, pero seguro que, si hacen un poquito de ganas y de esfuerzo, lo van a entender. Porque lo que se viene es un alegato. Precioso. Y lo estropearíamos con la traducción. Un alegato a favor de la juventud española.
Porque, miren, si hay algo bueno que rescatar entre tanta desgracia, es ese empuje que necesita de poco descanso que han demostrado los jóvenes en esta tragedia. Así que, alguien tenía que decirlo. Y lo va a decir en valenciano, claro que sí. Se llama Juan Rosaleny, es de Catarroja. Era pescador en la Albufera.
A Juan, un grupo de seis chiquillos, porque eran unos críos, le limpiaron la casa. A Juan, a su mujer y a su madre. Y se la dejaron preparada para el futuro, para volver a empezar, para decorarla de nuevo y disfrutar de ese tiempo con canas donde la casa es un fortín. Así que este hombre, con este valenciano tan cerrado, tan de verdad, no tiene palabras para agradecer lo que ha visto. Ayudar. Sin más. Eso querían esos chiquillos.
No se quejen que luego están Vds con el Duolingo en italiano todo el día, así que no protesten. Por cierto, hay valenciano en la aplicación del búho, por si se animan.
La juventud. Cuánto hemos hablado de ella fatal, ¿verdad? Y cuánto nos hemos equivocado.
Mateo, voluntario en la DANA de Valencia: "Las calles están llenas de chavales jóvenes y la moral de los vecinos es alta"
Mateo, un joven universitario de 20 años que vive en Madrid, también ha querido ayudar a los afectados de las inundaciones.
Forma parte del grupo de voluntarios que acudió a la zona de Valencia afectada por las fuertes lluvias de la DANA que devastó varios pueblos de la región. En una entrevista con Carlos Moreno "El Pulpo" en el programa Poniendo las Calles, Mateo relató su experiencia en el terreno, donde él y sus amigos se unieron a la ola de solidaridad para ayudar a los vecinos afectados por las inundaciones.
El relato de Mateo comenzó cuando, tras varias semanas de ver la situación crítica en las noticias y en redes sociales, decidió junto con sus amigos viajar a Valencia para prestar su ayuda.
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A pesar de las dificultades logísticas, como el acceso restringido a las zonas afectadas, Mateo y su grupo de voluntarios llegaron hasta un polígono industrial cercano a Masanasa, donde aparcaron el coche a unos 45 minutos a pie de las zonas más dañadas.
Durante ese recorrido, Mateo comentó cómo las calles estaban colapsadas con barro y escombros, y cómo se encontraba con numerosos otros voluntarios que también habían optado por aparcar en las afueras debido a las restricciones de acceso.