75.000 euros de indemnización a un trabajador despedido improcedentemente

Una empresa estadounidense ha tenido que hacer frente a una potente indemnización por despedir a uno de sus trabajadores.

¿El motivo? Lo echaron por negarse a tener encendida la cámara de su ordenador y compartir pantalla durante sus nueve horas de teletrabajo.

La compañía no se fiaba de sus trabajadores, y quería estar segura de que todos ellos trabajaban correctamente desde casa.

El hombre fue despedido por negarse y denunció a la compañía.

Ahora, la Justicia ha determinado que era una intrusión de la vida privada y le ha dado la razón al denunciante.

Tendrán que indemnizar al exempleado con 75.000 dólares.

Incluye la suma del salario impagado, del despido improcedente, una compensación por las molestias y los días de vacaciones acumulados.

Parece que los derechos de los trabajadores sí que han protegido, en este caso, al empleado, que ahora mirará más feliz su cuenta corriente...

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