Johanna, una gimnasta alemana de 98 años que sigue sorprendiendo con sus ejercicios: "La gente boquiabierta"

Cuenta María José Navarro en su 'Historia del Día' que "la gimnasta hizo una salida perfecta y se marchó mandando besos a los asistentes"

Redacción Herrera en COPE

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La otra noche, en una sala de un hotel de alemán, sonaba el “Thinking of Loud" de Ed Sheeran, una canción que habla de dos personas que desean envejecer juntas. En el centro, unas barras paralelas y una gimnasta, vestida con un mallot verde, muy brillante. Se subió de un salto al aparato y ahí comenzó un ejercicio que levantó a la gente de sus butacas.

El público sorprendido. Entregado. La gimnasta hizo una salida perfecta y se marchó mandando besos a los asistentes. Hay gimnastas asombrosos. Los vemos en campeonatos o en exhibiciones y, siempre tenemos la sensación de que tanta elasticidad y perfección, son casi imposibles, incluso en gente tan joven.

Lo que pasa es que, a la mujer que aplaudían en ese hotel alemán, tiene 98 años. Se llama Johanna Quass y repito, tiene 98 años. Compite desde 1935, cuando tenía diez y todavía se atreve con los juegos para seniors que se celebran en Sajonia, en su país.

Ahora está retirada oficialmente, pero de vez en cuando aparece y deja a la gente boquiabierta, y ojiplática, con ese espíritu incansable que se gasta. Oigan, que se mantiene solo con los brazos haciendo una plancha perfecta en las barras y ni le flanean las piernas, qué va.

Así que, ahora, cuando vaya a levantarse de la cama y le duelan los riñones, cuando vaya al gimnasio a hacer un poco de pilates y salga baldaba, o vaya a pegar unos guantes como un canguro y se crea ya Rocky Balboa, acuérdense de Johanna, que está a sus 98 años más fuerte que el vinagre. Y encima, ni se despeina su cardadito de peluquería.

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