Una oyente de Guadalajara se tiñe el pelo en su casa y, al salir de la ducha, alucina por lo que ve: "Era para llorar"

Es el testimonio de una 'fósfora' y una anécdota muy particular que, pese al transcurso del tiempo, todavía recuerda

Peluquería
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Una oyente de Guadalajara se tiñe el pelo en su casa y, al salir de la ducha, alucina por lo que ve: "Era para llorar"

Redacción Herrera en COPE

Publicado el - Actualizado

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En este Día de la Constitución hablamos con nuestros 'fósforos' sobre el siguiente tema del día: remedios caseros que no les salieron del todo bien. Lo barato sale caro. 

La primera oyente, llamada Elvira, decidió un día teñirse en casa. Vive en Guadalajara. "Mezclé dos tintes y un agua oxigenada. Me teñí y cuando me lavé la cabeza, mi cabeza era gris, verde, morado. Era para llorar. El señor no supo darme la mezcla que me tenía que dar", cuenta. Ya no sabía qué hacer, ya era por la tarde, "y fui a la peluquería. Al final, se arregló. No me quedó como el tinte que yo tenía normal. Pero, por lo menos, pude salir a la calle".

Rosario, por otro lado, nos cuenta que "una pelota de billar, un día, salió volando. Y dio a mis gafas. Reventó. Ceja partida y cristales en el ojo. Mi amiga Laura dijo que su abuela se restregaba con un anillo para que se quiten los cristales". 

Le dolió un poco y fueron al hospital. El doctor no podía creer el método que había empleado para eliminar esos cristales.

"al final pillé una infección"

Francisco explica que tuvo un tapón en el oído. La molestia era evidente. Se fue a la farmacia para comprar unas gotas para ablandar el cerumen. Dos días después, se metió una gran cantidad de agua con la jeringuilla y "al final, pillé una infección. Se produjo ahí un problema". 

Alicia también ha querido contarnos su historia. Está en casa, sin trabajar, y cuidando a sus perritos enfermos. Más allá de eso, responde al tema del día. Su juventud le marcó mucho. Y la anécdota que vivió, también. "El niño que me gustaba me iba a pedir salir. Todavía no iba a la peluquería y decidí que quizás el flequillo me sentaría mejor. Lo hice", cuenta provocando las risas de los colaboradores de 'Herrera en COPE'.

Por último, hablamos con Manuel. Hizo una acampada y, ahí, organizaron una caminata. Se les mojaron los calcetines y recordaron un truco. Meter las brasas dentro del calcetín. "Entonces, se supone que se tenía que secar. Y aquello no se secó. La punta del calcetín desapareció".

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