Un oyente de Carlos Herrera confiesa el ‘regalo’ que se llevó del Museo de Cera de Madrid: “Del Rey”

Podemos hablar de torpeza o de mala suerte, o de ambas a la vez. Lo que es cierto es que hay personas que tienden a estropear lo que tienen en sus manos o lo que encuentra en su camino.

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Son esos pequeños percances que en alguna ocasión nos pueden meter en un lío del que no sepamos cómo salir, o sí. Porque los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’, además de su torpeza también tienen habilidad para salir airosos de una comprometida situación

El ‘regalo’ que se llevó del Museo de Cera: “Del Rey”

Antes de contarnos lo que le ocurrió, advierte Ildefonso que “ya ha prescrito”. Con esas palabras crea expectación ante lo que está a punto de relevar.

Hace ya unos cuantos años “llevé a mis hijos al Museo de Cera de Madrid” relata este oyente que confiesa que “tenía muchas ganas de darle la mano al Rey, de saludarle. Quería darle la mano a mi Rey y llevarme la foto”. Así que se dirigieron a la sala donde están las figuras de la Casa Real y pesar de estar acordonada para no acercarse a las figuras, Ildefonso no se lo pensó, saltó el cordón y le dio la mano al Rey.

Con tan mala suerte que “cuando fui a cogerle la mano se me quedó el dedo gordo en mi mano” cuenta este fósforo ante el asombroso de todos que le preguntan qué hizo. Aunque trató de pegar el dedo a la mano de la figura del Rey fue imposible.

Así que Ildefonso tomó una decisión, “me llevé el dedo en el bolsillo”, confiesa. No tiene la foto saludando al Rey, pero sí su dedo gordo de la mano.

El disco de oro de Pimpinela

Cuando hacemos una mudanza hay que tener en cuenta los riesgos que conlleva y tener mucho cuidado con los objetos de valor, si no que se lo cuenten a Sergio. Este oyente, con el tío de su mujer, ayudaron a un vecino a hacer una mudanza. “De todos los bultos que nos dio había una cosa envuelta en una manta que era muy frágil”, recuerda el oyente.

Cuando llegaron a la casa nueva “descubrimos que era el disco de oro de Pimpinela” y claro “el tío de mi mujer se quiso hacer una foto con el disco con tan mala suerte de que se cayó y se rompió”. Cuando el vecino se enteró de lo que pasó, confiesa Sergio que “le echamos la culpa a su hijo”.

Un Stradivarius de… ¡juguete!

También es verdad que hay gente que tiene mala suerte. Esto le ocurrió a José Luis cuando trabajaba en la recepción de una escuela de música cuyo director “era mi compañero de piso”. Recuerda este oyente que un día que “apenas había dormido” decidió tomarse un descanso y “me senté en el sofá con tan mala suerte que había un Stradivarius y lo rompí”.

Así que José Luis no tuvo otra ocurrencia que ir “a una tienda de juguetes para comprar un violín. Le puse unas pegatinas, lo pinté y lo volví a dejar en su sitio”. Claro, cuando el profeso empezó a tocar su violín se dio cuenta de que “no sonaba igual”, concluye entre risas.

La ‘maldita’ bola de cristal de nieve

Las tiendas son los locales más propicios en los que las personas, ya sea por torpeza u otros motivos, producen estas incómodas situaciones que pueden costar más de un disgusto a alguien. Francisco recuerda un viaje que hizo a Alsacia en Navidad y “fuimos a un mercadillo navideño”.

Entre tanto objeto, a este oyente le llamó la atención “la típica bola de cristal de nieve” que no dudó en cogerla para ver su funcionamiento, “tenía como una perilla a la que le debas cuerda y sonaba música navideña”. Y mientras Francisco estaba disfrutando, cuando quiso devolver la bola a su sitio “al darle la vuelta, la bola se desprendió de su pedestal y cayó” con tan mala suerte de que iba haciendo carambola “con todas las bolas que se encontraba en su camino rompiendo todas”.