José María Gay de Liébana: "Reconstruir, ¿qué cosa?"
El profesor y economista se muestra muy preocupado por el devenir de la economía española y la incapacidad del Gobierno para ofrecer recetas eficaces
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Cuando se carece de marcos de referencia copiosos, surtidos, ilustrativos, explorados, experimentados y diversos, la indigencia intelectual económica no solo anida, sino que se cultiva y propaga cual pernicioso virus. Constituir una Comisión para la Reconstrucción Económica y Social en sede parlamentaria, integrada exclusivamente por políticos profesionales, era indicio inequívoco de que el propósito de reconstruir una España cuya economía se desangra a borbotones y el empleo se destroza, sonaba a delirio.
La voz de los empresarios – grandes, medianos, pequeños y autónomos -, la de los expertos, la de los sabios, la de personas duchas y adiestradas en el mundo real, de quienes se fajan en mil y un combates, que saben enfilar con firmeza y destreza a través de mares turbulentos en tiempos de adversidades, quedaba silenciada. Así que en vez de poner en marcha una reconstrucción económica y social de España basada en los pilares de la sanidad, la reindustrialización, el impulso de I+D y de la innovación tecnológica, promoviendo el desarrollo del sector primario, potenciando el papel de las universidades de la España interior y periférica, fomentando la creación de empleo de calidad y jugando la baza de la formación, revisando y ajustando presupuestos por los que campan a sus anchas gastos superfluos y pleitesías de dudosa estirpe; en vez de eso, se recurre a los sobados tópicos de subidas de impuestos y de dadivosas rentas básicas que cautiven votos, machacando a la economía productiva en beneficio de quienes sientan sus posaderas en mullidas poltronas gubernamentales. Flagelar a los currantes, confiscar patrimonios y chupar hasta el último céntimo del fruto de sudor ajeno, so pretexto de reconstruir España, es una burda manera dar la estocada a nuestra economía. Ciertos intelectos topan con sus límites.