Los clavos de Naranjo III: "Sánchez desentierra a Franco pero no saca a nadie de las cunetas"
Un día más, Antonio Naranjo analiza la actualidad con los clavos del día.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Seguramente el traslado de Franco debía coronar esa fenomenal ceremonia de la reconciliación que hicieron nuestros padres y abuelos llamada Transición, ahora enmendada por tanto antifranquista púber en modo Greta Thurbens: “Nos habéis robado la infancia, fachas, rogelios, vamos a cerrar nosotros el círculo de la democracia”.
Pero esa exhumación debía hacerse de la mano, como franceses y alemanes celebrando juntos hace ahora un año el armisticio de la Segunda Guerra Mundial y no como intenta este PSOE, incapaz de hacer lo mejor para España si no es lo mejor para Sánchez. Ahora se intenta volver a los dos bandos, para tapar el hedor de una mala gestión con litros de colonia barata.
Pero piensen en lo siguiente, hermanos rojos, hermanos azules: el único muerto al que han sacado de su fosa los socialistas es el que no tenía prisa por salir. Los de las cunetas seguirán esperando al presidente correcto, aquel que como el republicano Azaña dijera, en plena Guerra Civil, que los muertos no tienen bandos y que España tenía un único camino de reconciliación. Escucha esto, Carlos, que pone los pelos de punta:
Pues sí, Sánchez está compitiendo a buen nivel en la ONU con Greta, la Niña del Exorcista, por ser el número uno en ese concurso de paridas afectadas que son las asambleas generales de la organización. Allí es difícil distinguir entre la perorata de un dirigente mundial y el de una aspirante a Miss Universo hablando de la paz.
Sí, es difícil superar a la jovencita sargenta sueca hiperventilada, pero nuestro Pedro puede lograrlo: de momento ha cerrado un círculo democrático con el traslado de Franco, ha anunciado la cuarta ola del feminismo y se ha puesto a arreglar el solito el mal rollo de décadas entre Irán y Estados Unidos. Chúpate ésa, Greta.
Plácido Domingo pensaba estrenar este domingo un Macbeth en la Ópera de Nueva York, pero al final ha optado por inmolarse para entretener al gentío con una buena hoguera. Ni aunque al final fueran ciertos los casos de abusos sexuales que se le achacan, tendría un trago esta caza de brujas preventiva: tan asqueroso es un tipo que se sirve de su poder para tener placer como una justicia paralela impartida por imitadores baratos del temible juez Lynch.