Naranjo III: "Franco en helicóptero y Sánchez detrás en el Falcon para que no se escape: qué imagen"

Antonio Naranjo precede a la tertulia de Carlos Herrera clavando la actualidad con los temas más mordaces, humanos, ácidos e incluso cómicos del día.

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Naranjo III: "Franco en helicóptero y Sánchez detrás en el Falcon para que no se escape: qué imagen"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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TENEMOS TRASLADO DE FRANCO....

Será este jueves, según anunció el lunes el Gobierno para que a todos los nostálgicos de España con tiempo libre les diera tiempo a organizarse para venir a Madrid y hacer de atrezzo en la imagen épica que seguramente busca Sánchez. Si de paso tapa los datos de la Encuesta de Población Activa, que se intuyen muy malos y se difunden el mismo día, vaya casualidad, jugada redonda. Ni Fellini ni Berlanga hubieran imaginado una escena final tan apoteósica: Franco en helicóptero, Sánchez en el Falcon detrás para que el Dictador no se escape, la gota fría sobre Madrid y el francomodín gastado al fin en plena crisis catalana con Torra cambiando de operador a ver si así le funciona el teléfono. Quiere mucha solemnidad el líder del PSOE, pero le está quedando todo un poco hermanos Marx.

Otro clavito para el presidente del FC Barcelona, que está haciendo todo lo posible por mezclar deporte y política ahora que vende muchas camisetas en China y no le importa enfadar a sus aficionados de Cádiz o Lugo. El señor Bertomeu ha puesto al mismo nivel la violencia en Barcelona que la sentencia del procés, para condenar ambas como si fueran equiparables. Nos ofrece sin querer una lección de vida: en general, en cualquier ámbito, cuando uno no sabe distinguir los buenos de los malos, es que perteneces a los segundos. ¿Visca el Barça?.

UN ÚLTIMO CLAVO  PARA DEJAR BUEN SABOR...

Suiza quizá sea uno de los países más insolidarios del mundo, pero también de los más confortables y prácticos. Por si vale de algo para la clase política española, allí han tenido elecciones y fíjense cómo se lo montan: gane quien gane, los cuatro grandes partidos se reparten los siete ministerios existentes. Lo llaman “fórmula mágica” y, desgraciadamente, no es contagiosa.