Pilar García Muñiz: "¿No sería más prudente que toda piscina tuviera personal de salvamento?"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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No sabían nadar. Ni el padre de 53 años ni el hijo de dieciséis ni la hija de nueve. Hablamos de los tres miembros de la familia británica ahogados el día de Nochebuena en la piscina de una urbanización de Mijas, en Málaga. Lo ha confirmado la única hija que está con vida y que lo presenció todo. Dice que ninguno de los tres sabía nadar. No lo había dicho antes, porque ni ella ni su madre pudieron declarar hasta ayer por el estado de shock en el que se encontraban. Así lo confirmaba la Guardia Civil.
Todo sucedió en pocos minutos. La niña de nueve años entró en el agua, quiso salir y no pudo. Su hermano de 16 años se tiró al agua pero tampoco pudo salir y finalmente fue el padre el que se zambulló para intentar socorrerlos para tampoco lo consiguió. Los tres murieron ahogados. Algo que no es frecuente. No es normal que tres personas mueran en una piscina intentándose salvar unas a otras. Por eso en un principio se pensó que podía haber un problema en el sistema de succión de la instalación. De hecho, en la rejilla de este sistema se encontró el gorro de baño de la menor ahogada, aunque no se ha podido precisar si llegó allí antes o después de la tragedia. También se barajó la hipótesis de que murieran por un intoxicación de cloro, algo que la autopsia ha descartado. El informe de los forenses recoge que tampoco había signos de violencia y señala claramente que la causa de la muerte fue por ahogamiento.
Los agentes que han inspeccionado la piscina no vieron nada anómalo o nada sospechoso. Cumple con todos los requisitos de seguridad y con la normativa. Por eso, la instalación después de los hechos ni siquiera se precintó. En cualquier caso la Guardia Civil continúa con la investigación. Se está mirando aún si el sistema de succión era más potente de lo normal. También si pudieron sufrir un shock térmico por el contraste con el agua fría. Cualquier circunstancia que pudiera haber contribuído a esta fatal accidente. Además todavía tienen que tomar declaración a más testigos.
Pero después de conocer que los tres fallecidos no sabían nadar se abren muchos interrogantes. ¿Fue una imprudencia? ¿Cómo permitieron los padres que la niña de nueve años se metiera en una piscina donde no hacía pie y sin saber nadar? ¿Se resbaló? ¿Ha tenido algún tipo de responsabilidad el complejo turístico? Pero hay más…Es cierto que en la piscina por sus dimensiones, se trata de una instalación que no es muy grande, no es obligatoria la presencia de un socorrista. ¿Pero esto no debería cambiar? ¿No sería mejor pecar por exceso que por defecto? Es decir, ¿no sería más prudente que sea como sea una piscina independientemente de su tamaño tuviera siempre personal de salvamento? Son cuestiones que surgen tras una tragedia en un principio inexplicable, pero que a medida que vamos conociendo más datos parece que se podría haber evitado.