Barbosa, sobre el discurso del Rey: "Los golpes en la mesa deben ser para momentos muy puntuales"

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Hoy toca insistir en que no estamos tan mal como puede parecer. De igual manera que no estábamos tan bien cuando los demasiado optimistas, que suelen hablar sin hacer demasiado a los científicos, decretaron que esto ya era jauja, ahora, después de esta Navidad un poco raruna que hemos tenido, corremos el riesgo de lo contrario. De pasarnos de pesimistas.

Hay que tomar ejemplo de los palmeros, que durante casi 100 días han aguantado carros y carretas. Hubo momentos en La Palma en los que ciertamente parecía que el volcán no se iba a apagar nunca. Y, sin embargo, se ha apagado. Y hoy viven, oficialmente, el primer día con la erupción volcánica extinguida.

Y, claro, Pedro Sánchez ha aprovechado para viajar a la isla por octava vez. De hecho, se rumorea que cuando llegue a los diez viajes, le regalan un exprimidor eléctrico o una batamanta de estas que a veces regalan los periódicos cuando llegas al cupo. Que está bien que el persidente visite la isla, pero lo que dicen ahora los palmeros es “menos visitas y más ayudas". Porque hay gente como Lili, que perdió su casa a comienzos de la erupción, y todavía no ha visto un duro. Hace falta. que la burocracia no impida que empiecen a llegar esas ayudas que se han aprobado en varios consejos de ministros y que nuestros hermanos de La Palma puedan rehacer su vida lo antes imposible. Para eso pagamos impuestos, y no para las chorradas en las que a veces se va el dinero...

Y volvemos a la pandemia. Muchos han pasado de aquella euforia casi esotérica de finales de 2020, cuando estaban casi convencidos de que el mero cambio de año supondría un enorme punto de inflexión a lo de ahora. Porque, tras vivido tan tranquilos durante dos o tres meses, a la gente se la ve un poco con el bajón que ha provocado la variante Ómicron. Y los hay que van por ahí diciendo: "Esto no se va acabar nunca, cuando se controle esta variante saldrá otra, yo no puedo con la vida, mátame camión”.

De hecho, ya hay hasta manifestaciones negacionistas y anti-vacunas como las de esta pasada noche en Valencia. Pues ni tanto ni tan calvo. Igual que no hay que perder de vista La Palma, esta mañana cabe destacar que justo hoy se cumple un año del inicio de la vacunación. Es decir, a lo tonto, ha pasado ya un año del día que onocimos a Araceli, una señora de Castilla-La Mancha que cuando le dijeron que si ella se atrevía a ser la primera española en ponerse la vacuna en una residencia dijo que lo hacía de cabeza.

“Gracias a Dios”, decía la buena de Araceli, que la punta de lanza de una vacunación en las residencias, que es uno de los lugares donde más han notado, para bien, el efecto positivo de la vacuna. .Y, fíjense, decíamos lo de “ni tanto ni tan calvo”. Este año, que lo mismo más de uno está ya desesperado y lo ve todo negro. En realidad es cuando hay más motivos para ser optimistas.

¿Por qué? Porque tenemos un 89’8% de la población mayor de 12 años inmunizada con las vacunas de emergencia que se diseñaron en tiempo récord, en un hito de la ciencia sin precedentes, para parar el golpe de la mortalidad y el colapso hospitalario. Porque están más cerca las vacunas esterilizantes que sí nos pueden acercar definitivamente a que el covid sea un virus respiratorio estacional. También están más cerca los fármacos, y porque, poco a poco, por muy inútiles que sean, los gobiernos del primer mundo, irán poco a poco poniéndose las pilas para que los países menos desarrollados también puedan vacunar a su población.

La clave está en ir dando, cada vez, menos oportunidades a ese señor con un manojo de llaves en el cinto, que es el virus. Para que vaya probando llaves nuevas, nuevas variantes con las que hacernos daño. Y, ciertamente, cada vez son más los expertos que consideran que éste que hemos vivido a finales de año. Puede ser uno de los últimos revolcones malos que nos pueda dar la pandemia… si hacemos las cosas bien.

Porque Ómicron se está confirmando con un virus que se contagia de una manera brutal. Ese ha sido el último gran hallazgo del tío de las llaves. Hacer una llave que abre las casas de 20 en 20…. pero el destrozo que hace en cada casa es menor. Así que hoy queremos mandar ese mensaje de razonable optimismo, sin poder descartar que todavía pueda surgir alguna variante que nos dé, como decimos, otro revolcón… y teniendo que recomendar un poco más de esfuerzo en la responsabilidad individual...

Pero, tras una Nochebuena en la que a más de uno le ha dado el bajonazo de estar aislado, o no poder visitar a la familia, es importante, en un día como hoy, poner las luces largas…. y ver las cosas en su justa medida. Del efecto beneficioso, indudable, que está teniendo de las vacunas en los hospitales, incluso en estos momentos de tsunami de contagios. Y si lo que necesitamos es un poco de inspiración, para encontrar la paciencia necesaria para aguantar los meses que nos quedan de pandemia, podemos fijarnos, por ejemplo, en la gente mayor que vive en las residencias. Si se lo toman con filosofía los que pueden pensar que están viviendo los últimos años de su vida a medio gas por culpa de la pandemia… cómo no vamos a echarle un poco de optimismo lo que se supone que tenemos más tiempo por delante, ¿verdad?

A seguir peleando y a fijarnos en países como Alemania, donde noviembre parecía el fin del mundo. Y ahora los contagios van claramente a la baja. Como también van a la baja los contagios por Ómicron en Sudáfrica, donde surgió… pero también en Holanda o en Rusia. Eso nos debe servir de referencia aquí en España, donde todas las autonomías que han reportado datos este fin de semana han duplicado los positivos de la semana anterior.

Sólo en Cataluña, se han reportado 80 mil casos en una semana. Los países de nuestro entorno, Francia y Portugal, acaban de batir récord absoluto de contagios. Pero, ya les digo: Alemania está ahora mismo reportando 10.000 por los 100.000 de Francia. Es decir, si se hacen las cosas bien, el rejonazo de Ómicron se puede empezar a controlar en 3 o 4 semanas. Otra cosa, es que nos quede la sensación de que nuestro políticos han vuelto a no saber verlas venir y que, cuando ya era tarde, solo han sabido poner parches.

Incluso lo de echar la culpa a la hostelería también puede llegar a ser injusto. Porque los interiores que siguen siendo verdaderamente problemáticos son las casas particulares. Pues ahí es donde tenemos que sujetarnos un poco, en la medida de lo posible, durante estas semanas, para quitarnos esto de encima… y encarar 2022 con optimismo.

Otra cosa es que los españoles dejemos de ser españoles, cosa que ni es deseable ni es probable. Así que muchos seguirán diciéndole a Luis Enrique a quién tiene que poner en la selección, los habrá que descartarán que Ómicron la pueda liar, sin saber de ciencia... y los habrá que querrán hasta escribirle el discurso de Navidad al Rey.

El viernes los había decepcionados con el Jefe del Estado, bien porque no había anunciando su ingreso como militante en un partido de derechas o porque no había confirmado su presencia en la próxima fiesta del PC, para bailar ská y beber kalimocho. Y, hombre, un Jefe del Estado tiene que hacer el discurso que tiene que hacer y los golpes en la mesa deben ser para momentos muy puntuales, para que sean efectivos.

¿Que no hizo referencia a don Juan Carlos? De eso ya habló el año pasado, y posiblete lo que tenga que decidir sobre ese asunto lo más recomendable es que se decida cuando la Fiscalía deje de marear, alargando la investigación de Suiza... cuando hasta Suiza ya la ha archivado.

¿Qué el discurso fue demasiado complaciente con el gobierno? Un Rey que pide entendimiento y respeto a la Constitución no decimos que sea crítico con el Sanchismo, pero tampoco se puede afirmar que sea muy fan. Porque si te piden respeto por la Constitución, el que debe incomodarse es el gobierno que este año, ha quedado desautorizado por el Constitucional por los Estados de Alarma ilegales o por la Unión Europea por su intento de asalto al poder judicial. Pero para gustos y para interpretar el sentido de los discursos, los colores.

A todo esto, lo que no cambia es la matraca de Cataluña. Pere Aragonés ha hecho esta noche su discurso de balance de año y ha dicho que 2022 debe ser el año en el que el gobierno les dé lo que piden que es referéndum y amnistía. Y, para meter más presión a las famlias que piden castellano, ha hecho el discurso desde el colegio de Santa Coloma de Gramanet en el que comenzó la inmersión lingüistica en 1983. Pero en Santa Coloma los padres aceptaron en 1983 que sus hijos aprendieran catalán, porque era lógico y normal. Lo que no les contaron es que, 30 años después, el verdadero objetivo sería hacerles sentir extranjeros y empujarles a renunciar a su lengua materna, como si fuera una mácula. Pero del separatismo catalán te puedes fiar como de los falsos profetas de la pandemia.

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