Herrera: "Sánchez, que bate récords de políticas desorientadas, pide autocrítica al Supremo"

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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

Celebro saludarles no saben ustedes cuánto en esta mañana del 8 de noviembre del 2018. Es jueves. Desde las 6 les venimos contando las cosas que pasan en este programa de su preferencia. Hay más lluvia, eh. Hay otro frente que va a ir recorriendo la península de oeste a este. Digamos que va a estar muy poco nuboso en Baleares y en Canarias y sopla viento fuerte en las costas de Galicia y del Cantábrico.

¡Qué felicidad para Pedro Sánchez el día de ayer! Se la dejaron botando, la pelota delante de la portería vacía para disfrazarse de Robin Hood; para dar la pose más artificial posible de la que es capaz, y es un auténtico maestro en ese desarrollo de las cosas; para ser fiel al populismo ambiente que ahora mismo sacude, bueno, sacude hasta al Tribunal Supremo; para hacer de peronista posmoderno, que es lo que llevan todos estos en el corazón con la de años que hace que Perón inventó el sistema allá por los años 40. Vamos, se cargó Argentina directamente.

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¿Qué ha pasado? El Supremo, como saben ustedes, ha dado un sainete de primer orden. Toda la vida del Señor, toda la legislación, todos los pronunciamientos que había contemplado decían que las hipotecas pagaban los impuestos el cliente, pero de repente la sección segunda se reúne, le entra el ataque de populismo en algunos casos, hombre, razonablemente justificados, en otros muy poco motivados, y elabora una sentencia que, desde luego, no es de las que va a pasar a la historia por su motivación, por su serenidad y su sensatez, en la que dice que no: Eso a la banca, que lo pague la banca. Y tiene que corregirse a sí mismo después del terremoto que fuerza esa sentencia, en una división histórica, a decir lo contrario.

Y se la deja botando en la puerta a Sánchez. Y Sánchez en la mejor teatralidad, en esa sobreactuación permanente en la que vive, dijo: “Esta es mi oportunidad”. Y convocó una rueda de prensa, este que no convoca ruedas de prensa ni que le maten, rápido, rápido antes de que nos madrugué Podemos el beneficio, y dijo esas palabras que algún día habrá que grabarlas a fuego en la historia de las frases justicieras. “Ese impuesto no lo pagarán más los ciudadanos”. Bueno, seguramente dijo la ciudadanía porque esto de ciudadanos le obligaría a decir ciudadanas y es una pérdida de tiempo. Bueno, la ciudadanía, lo cual es mentira.

Todo lo oportunista y demagogo que puede llegar a ser este individuo, que es mucho, ayer llegó a cotas de fascinación, ¿verdad? Es objeto de estudio. Es mentira. Cuando le digan a usted “este impuesto no lo pagará más usted”, estire por favor de los cinco dedos de la mano, el del medio muy estirado, como si se lo hubieran entablillado, y diga: “¿Seguro?” Mire, lo pagarán de forma indirecta. Aquí, después de esta sentencia, después de esta reconversión de una decisión del Supremo en otra, todo el mundo ha quedado más o menos satisfecho hasta cierto punto. Los ciudadanos incautos que creen que no van a pagar el impuesto porque ahora mismo el Gobierno ha salido a defenderles ante la tremenda e insaciable voracidad de la banca.

La banca, por mucho que le digan que a partir de ahora va a tener que pagarlo, está muy poco preocupada. Se ha llevado la alegría de saber que, con retroactividad, arreglarse con las haciendas locales en un dinero que, la verdad, iba a tocar sus balances. Las haciendas locales están como locas, las haciendas autonómicas concretamente, porque de haber decidido lo contrario el Supremo, tendrían que devolver miles de millones a las personas que lo reclamaran, que al fin y al cabo serían todas las que pudieran porque, oiga, un regalito de 2000, 2500, 3000 € depende de donde vivas, no va mal. Y a los políticos porque les han permitido hacer su mejor postura, como es el caso ahora mismo de Sánchez o de Podemos que, bueno, va a organizar manifestaciones, escraches, que es lo que le faltaba al Supremo.

Al PP y Ciudadanos porque, seguramente, les va a permitir ponerse en postura, porque a ver quién es el guapo que ahora mismo, en momento electoral, quiere quedarse fuera de la foro. Pero todo el mundo contento. Todo el mundo feliz. Pero la felicidad de usted, señor cliente, a pesar de que diga el Gobierno que eso lo va a pagar la banca, que no sea tanta. Primero porque no va a cobrar lo que usted creía que iba a cobrar, por detrás, por lo que ya firmo; y segundo, los que vayan a firmar ahora que sepan que ese impuesto lo pagarán de una forma indirecta, es decir, pues habrá repercusión de los gastos en su hipoteca. Y todo el mundo habrá quedado muy bien para la foto. Nada más.

¿Lo mejor que sería? Sustituir, suprimir, perdón, este impuesto que en otros países es, la verdad, muy, muy, muy menor al que es en España o directamente no existe. Por dar fe. Por dar fe de un acuerdo entre particulares. Ni más ni menos.

Bueno, aquí, como ya les digo, hay que pedir autocrítica al Gobierno antes de que el Gobierno se la pida el Tribunal Supremo, que es lo que ha hecho. En el colmo ya del desahogo, dice Pedro Sánchez, el Supremo debería tener autocrítica. Y lo dice alguien que preside un Gobierno que ha batido los récords de políticas desorientadas, improvisadas, cuando no de comportamientos escasamente ejemplares por alguno de sus miembros, solamente en 4 meses o 5 meses que lleva en el cargo. Y le pide autocrítica al Supremo a las puertas de un juicio contra los golpistas catalanes, que posiblemente el más importante, el más sensible de la democracia. Eso es restarle credibilidad.

Por otra parte, los de Podemos, que se van a manifestar en escraches enfrente al Supremo, hacer esa especie de coreografía civil de “retro-progres” de toda la vida, oiga, han sido los que querían siempre que pagara el ciudadano ese impuestos y, además, se lo han subido. En Aragón, por ejemplo, donde este fantástico Echenique apoyó al Gobierno de Lambán para que subiera el 50%.

Fíjense ustedes el gran ejemplo de hipocresía política. Todos deseaban esta sentencia para no ver cómo sus haciendas tenían que devolver unas cantidades que ahora les harían un pequeño agujero. Sin embargo, han buscado su hueco para la sobreactuación populista, artificial, oportunista, demagógica y demás.

No es la única noticia que ayer se producía. Había otro que era la de la renuncia de María Dolores de Cospedal a su escaño que era una cosa, pues... Oiga, a la que había que... Era cuestión de contar las horas. Antes o después eso se iba a producir por haberse reunido con el comisario Villarejo. Ahora todas las miradas están dirigidas a la ministra de Justicia, la señora Delgado

Y ayer menudo caos en las estaciones de Atocha y de Sants en Barcelona por cuanto pasó una maleta con una señora que llevaba una hebilla de cinturón, que vale 18 €, por cierto, con forma de granada. Y en lugar de en ese momento parar la cinta de la maleta, abrirla y ver de qué se trataba, si era una granada de verdad o no, tardaron media hora en darse cuenta. Todavía no se sabe por qué y esto está investigándose. Y esa señora con esa maleta viajaba en el tren ya. Había salido el tren ya. La estaban esperando en Atocha. No les quiero decir el cacao que se había formado. Así que veremos cómo acaba esta investigación de los fallos de protocolo de seguridad en el control de acceso del AVE.

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