David López Canales: “A las japonesas el flamenco les sirve para desestresarse y liberarse”
Cómo el flamenco conquistó Japón
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Hoy hay más academias de baile en Japón que en España. Y eso es así, porque en los años 70 se mezcló el empeño con la casualidad. El empeño de grandes artistas del flamenco que cogieron el petate y probaron suerte en el país nipón. La casualidad fue la de que una sociedad como la japonesa, algo introvertida, se dejase llevar por un arte tan pasional como el flamenco.
Y es que hay “Un tablao en otro mundo”, por eso ha titulado así su último libro el periodista David López Canales, porque las historias de esas personas, tenía que ser contada.
A David Canales, Pepe Habichuela le contaba que su peripecia en Japón había sido bastante dura. “Un tablao en otro mundo” narra la historia de españoles y japoneses, en Japón y en España. Descubrimos así que Chiquito aún no era famoso y se fue a Japón 3 o 4 veces durante 6 meses, para no pasar penurias porque cuenta Canales que entonces en Japón se pagaba muy bien, y en España no se podía vivir de ello. “Se volvían con dinero para amueblar una casa o comprarse un coche”. Es el caso de Pepe Habichuela porque años después Enrique Morente le pidió que lo dejara todo y “probablemente se fue con él porque tenía esos ahorros, si no, igual no se habría ido”. Chiquito no fue alguien famoso allí: “En Japón él era uno más, y no tuvo tanto impacto como Cristina Hoyos que dejó una huella muy profunda”.
Cobraban la mitad en dólares y la otra en yenes, y cambiarlos era toda una odisea. Muchos maestros lo son porque se hicieron allí, según Canales “encontraron una seriedad y una disciplina que no encontraban en España, era una forma buena de trabajar y encontraron libertad para trabajar en coreografías”.
Pronunciar japonés para ellos era muy difícil, por eso los motes estaban a la orden del día: “Gitano”, “Bahamonde”, “Zipi y Zape” y dice el autor que “a algunos les gustaban tanto los motes que les ponían que se hacían hasta tarjetas de visita”. Pero ¿y los japoneses? ¿Entienden los que cantan?” Al principio seguro que no, pero otros se han implicado muchísimo en este arte “lo han estudiado con profundidad”.
La japonesa es una sociedad contenida, y especialmente las mujeres sufren el machismo intrínseco de su cultura por lo que López Canales asegura que especialmente para las japonesas: “el flamenco les sirve para desestresarse y liberarse, y pueden ser esa persona que no pueden ser en su vida privada”.
La cosa ha cambiado mucho y ya no se gana tanto dinero: “fueron aprendiendo la precariedad de estos artistas aquí y se recortaron mucho los sueldos, y ya no se van temporadas tan largas”.