El exagente del CNI que sobrevivió al atentado en Irak en 2003: "No tenía capacidad de tener sentimientos; era un elemento más de decoración"
Presenta en 'Herrera en COPE' su libro llamado "Tres días de noviembre: la historia del espía español que sobrevivió al infierno". En él, cuenta sus vivencias

José Manuel Sánchez Riera, en 'Herrera en COPE'
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Hace un tiempo, en el 20 aniversario del ataque a los agentes del CNI en Irak, hablamos en 'Herrera en COPE' con José Manuel Sánchez Riera. Sobrevivió a ese atentado. Este miércoles volvemos a charlar con él porque ha publicado un libro llamado "Tres días de noviembre: la historia del espía español que sobrevivió al infierno".
El 29 de noviembre del 2003 fue el fatídico día. Pelearon hasta la última bala en aquella emboscada. Sufrieron el atentado y, José Manuel, fue el único que sobrevivió. 20 años después refleja su experiencia en ese libro. Explica que vivió un proceso interno muy largo y complicado. De ahí el tiempo que ha necesitado para que esas vivencias las pudiera compartir con todo el mundo.
"El relato de la emboscada es conocido, pero nunca había reflejado el camino que llevas posterior a sufrir una experiencia tan traumática. Tenía ganas de contarlo. Nunca lo había hecho y qué mejor que dejarlo por escrito", relata en los micrófonos de 'Herrera en COPE'.

En las horas previas al ataque, José Manuel cuenta cómo entiende que el beso que le da un hombre en la mejilla... le salvó. En España no sabía el significado de ese beso. Asegura que es curioso porque "son casualidades de la vida. Ese hombre pasó por allí. Se acercó. Vio un occidental que era perfectamente reconocible y me dio el beso. Después resulta que ese individuo tenía relación con otra persona con la que hablábamos nosotros. Hasta esa circunstancia es curiosa y relevante. El azar le llevó a estar allí y me salvó".

José Manuel Sánchez Riera, en 'Herrera en COPE'
¿Y por qué le salvó? Pues porque, en el mundo árabe, "el hecho del beso es un hecho de relación. 3 besos es una relación casi familiar. Y un beso es que te conozco y te protejo. Este hombre me dio el beso y se fue, tampoco duró mucho. Otra circunstancia que me salvó es que la situación no era clara en ninguno de los sentidos".
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José Manuel Sánchez Riera, exagente del CNI
Días después del atentado, Aznar anunció una operación internacional que tenía por objetivo acabar con los cabecillas. Esto no le motivó especialmente. Aunque es destacable, según cuenta, porque "tan pronto se pusiesen en marcha, sobre todo las fuerzas americanas de la zona. Yo no tengo certeza, pero creo que el individuo que me dio el beso tiene algo que ver. Esa persona, que era de la zona, debió de echar una mano en el asunto".
El libro que publica José Manuel tiene una gran parte personal. Lo ha contado con toda su crudeza. Explica que tenía que hacerlo así porque "el objeto de contarlo es más un ejercicio de resarcimiento de lo que he hecho pasar a mi familia. Quería hacerlo con toda la dureza y todo el dolor que he generado".
"mis hijos no entendían nada; es bastante duro"
Tuvo que hacer un viaje a Egipto. Y, a la vuelta, no volvió a ser el mismo. Probablemente, antes de ese viaje tampoco, pero pudo ser el desencadenante de la crisis posterior porque "en conversaciones con mi psiquiatra me dijo que los olores y el ambiente que se respira allí es similar al de Irak. Pero, evidentemente, el estrés postraumático se manifiesta o no y probablemente fuese por ese motivo. Yo estaba enfermo y no lo sabía".
Cuenta que era una especie de mueble. Y ese es parte del proceso porque el término es "impermeabilidad emocional. No tienes capacidad de tener sentimientos. Era un elemento más de decoración".
En estos 20 años, José Manuel Sánchez Riera siguió trabajando para el CNI. Anduvo por Nueva York, Uruguay y Miami. Pero dormía muy mal. El trauma le perseguía. Y ataques de pánico eran aleatorios. No sabía el motivo. Eran de pronto. Era muy duro para él y su familia. Sus hijos no entendían nada. Es bastante duro.
Un día, pidió la incapacidad en el CNI y eso fue "la oportunidad para cambiar mi vida. Si hubiese seguido, no habría salido adelante. Tenía que romper con lo anterior y había que solicitar la incapacitación que, después de un proceso normal de tribunales médicos y, a partir de ahí, empezó la vida. Y eso me salvó".
Por otra parte, nos cuenta otros de los reparos que ha tenido en todo este tiempo. Coincidir con las familias de sus compañeros asesinados. Ocurrió en 2017. En un acto, muestran una fotografía en la que aparecían todos "y hablé con las familias que quisieron hablar conmigo. Entiendo que hay familias que no tienen necesidad de acercarse a mí y es así. En cierto modo, me ayudó el hecho de que algunos quisieran hablar conmigo. Alguna viuda me presentó a sus hijos".
No te pierdas el resto de la entrevista en el audio adjunto.