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“La justicia no debe perdonar, quien comete un atentado tiene que pagar"

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Escucha la entrevista a María Jesús González en 'Herrera en COPE'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

María Jesús González se ha mostrado “muy feliz” después de que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu haya ordenado la reapertura del sumario del atentado de ETA con coche bomba del 17 de octubre de 1991 en Madrid en el que resultaron heridas de gravedad tanto ella como su hija Irene Villa, de 13 años.

María Jesús González ha considerado una “injusticia” que después de 26 años aun se desconozca quienes fueron los autores del atentado. Por ello ha agradecido a los abogados de Milans del Bosch y a la fundación Villacisneros que la han asistido y que han logrado reabrir un caso “del que nadie se acordada”. “Saber quién nos ha hecho tanto daño es lo mejor que nos puede pasar a las víctimas", ha afirmado.

“La justicia no debe de perdonar porque estamos en un Estado de derecho"

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Asegura que tanto su hija, Irene Villa como ella han perdonado “desde el primer día" a los responsables del atentado. "No queremos tener rencor ni resentimiento porque sabemos que de esa forma no se puede ser feliz”. Sin embargo, señala “la justicia no debe perdonar porque estamos en un Estado de derecho y quien hace algo así tiene que pagarlo”.

María Jesús ha señalado que no recuerda nada de la mañana del atentado. "La mente es sabia y borra lo triste, pero sí veo las consecuencias"

Pero ese día en que María Jesús González y su hija Irene Villa sufrieron graves mutilaciones fue un "jueves negro" en Madrid, donde la banda terrorista hizo explotar esa misma mañana otras dos bombas.

La primera se produjo poco antes de las ocho de la mañana en el barrio de Aluche, y mató en el acto al teniente del Ejército de Tierra Francisco Carballar Muñoz, de 47 años. “Me acuerdo todos los días de él, dejó cuatro hijos huérfanos y tampoco se ha sabido quienes fueron los responsables", ha lamentado.

Apenas 50 minutos después, y cuando la zona todavía permanecía acordonada por la Policía y repleta de curiosos y vecinos, estalló el segundo artefacto en la calle de Camarena, a sólo unos 200 metros de distancia, que había sido colocado en el automóvil de María Jesús González.

Hacia las 11.30 horas explotó la tercera bomba en la calle de Pablo Casals, esta vez dirigida contra el comandante de Infantería Rafael Villalobos Villasufrió, que sufrió la amputación traumática de sus dos piernas y su hermana resultó afectada en menor grado.

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