¿Qué está pasando en la frontera entre Polonia y Bielorrusia?
Una nueva crisis migratoria ataca a la Unión Europea desde el único país que mantiene un régimen dictatorial en el Viejo Continente
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El estado de la Unión Europea se caracteriza por preservar la sensación de calma y de que nada pasa a su alrededor; sin embargo, mantener esos vestigios de completa tranquilidad, en algunas ocasiones resulta francamente complicado. Esa tensión de la que hablamos es la que se está viviendo en la frontera de Bielorrusia con Polonia en la actualidad; aunque bueno, hace ya algunos meses que las cosas no funcionan con completa normalidad.
En el confín que separa a estos dos países se está viviendo cierta hostilidad desde verano, la presencia de migrantes, está dificultando el normal desarrollo de la vida en las concertinas polacas. Todo de manera paulatina, pero constante, hasta el punto de generar pequeños disturbios y una calma tensa que propicia un riesgo importante para el orden y la calma.
El contexto es simple, si escuchamos la versión de los socios europeos, Lukashenko, líder del régimen que impera en el país ex-soviético, trata de vengarse de las sanciones que, desde hace ya un tiempo, "atosigan" constantemente a los bielorrusas. El líder de la república niega en todo momento cualquier tipo de insinuación referida a la crisis migratoria, pero lo cierto es que con solo abrir los ojos se nos revela un escenario francamente revelador.
"Dicen que es un movimiento involuntario, pero eso no es así"
El procedimiento es sencillo. Los migrantes acceden a la compra de billetes de avión para llegar a Minsk; unos pasajes que son sensiblemente accesibles en comparación con otras vías de movimiento. "Los billetes rondan los 2.000 €, es dinero, pero menos que cualquier otra alternativa", apunta el corresponsal de El Mundo, Javier Espinosa que está presenciando con sus propios ojos lo que está aconteciendo en la misma frontera de ambos países.
El periodista ha relatado en Herrera en COPE lo que está ocurriendo en el lugar: "la mayoría de personas son iraquíes y sirios", todos ellos personas que son utilizadas para "desestabilizar la Unión Europea". "Ellos mismos son los que se pagan el viaje a Minsk y el taxi hasta la frontera"; digamos que reciben todo tipo de facilidades para llegar al lugar donde se está produciendo la inestabilidad.
"Una vez llegan a la frontera, son tutelados por los propios soldados del ejército bielorruso", apunta Espinosa, quien afirma que la adiestración llega hasta el punto de que "ayudan a los inmigrantes a abrir la concertina"; algo que destaca con respecto a la versión inicial que aporta el propio Lukashenko.
Cuando hablamos de números y de actitudes, es donde realmente vemos el riesgo de beligerancia y la palpable tensión que está viviéndose. "Hay unos 12.000 soldados polacos en la zona", y no es ese el único problema, puesto que al otro lado la actitud de sus homólogos bielorrusos es de "absoluta pasividad ante la situación".
Alemania habla mientras Putin guarda silencio
Las reacciones de los principales países del continente están empezando a surgir, aunque no todo el mundo quiere manifestarse. Alemania, por su parte, ya avisa de los riesgos de los actos de Bielorrusia, quienes además manifiestan su preocupación: "este problema no es solo de Polonia, es de toda la Unión Europea y tenemos que solucionarlos entre todos", considera el ministro de Interior del país germano.
Al mismo tiempo, Rusia guarda silencio en una situación que parece deseada por el líder de la Federación, y más si tenemos en cuenta los pasos que tanto él como Lukashenko están dando para la integración de ambos países, con movimientos como la creación de un espacio económico común. Putin de momento no se manifiesta en esta crisis migratoria