¿Qué significa que Europa se prepare para un corte del suministro del gas ruso?
Rusia es el principal suministrador de gas de Europa, sobre todo del centro y el este, y puede usar su posición para contestar a las sanciones por la invasión de Ucrania
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Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania hace ya más de un mes, los mercados atraviesan una fase de gran volatilidad por la incertidumbre que el conflicto armado y las sanciones en el ámbito económico que los países occidentales han adoptado para castigar a Putin.
Rusia es el principal suministrador de gas de Europa, sobre todo del centro y el este del continente, y puede usar su posición para contestar a esas sanciones.
Pero, ¿qué significa que Europa se prepara para un corte del suministro del gas ruso? "Pues exactamente que el precio del gas se vuelve a disparar", tal y como ha explicado la colaboradora de Herrera en COPE, Pilar García de la Granja.
Este miércoles, el vicepresidente alemán y ministro de Economía advertía de la posibilidad de que Rusia cortara ya, de forma “inminente" el suministro de gas. El motivo, el anuncio por parte de Rusia de que en un futuro aceptará el pago de los suministros de gas y petróleo sólo en rublos o, de lo contrario, suspenderá el suministro.
Se trata de una fase de alerta temprana del plan de emergencia de gas como medida preventiva ante una posible escalada y un cierre del suministro por parte de Rusia.
El fin sería hacer todo lo posible para garantizar la seguridad del suministro tanto ahora como para el próximo invierno. "Cada kilovatio hora de energía ahorrado supone una contribución", por lo que también se ha hecho un llamamiento a empresas y hogares a reducir el consumo energético.
Por lo pronto, parece que la idea cunde. Alemania ha logrado bajar las importaciones de gas ruso de un 55 % a un 40 % en las últimas semanas, sobre todo gracias a que se han cerrado nuevos acuerdos de gas natural licuado, es decir, por el esfuerzo por independizarse energéticamente de Rusia.
Alemania, recuerda la periodista "tiene unas reservas del 25% de gas y el plan, que tiene tres fases implica la reducción y el ahorro energético". Italia, el segundo mayor consumir de gas ruso del Eurogrupo por detrás de Alemania, "sospesa decretar el estado de alarma para racionalizar el gas".
Y esto también tendría su efecto en España. "El precio del gas es internacional, se marca en Holanda y aunque las empresas tienen contratos a largo plazo, ya vemos que el precio diario tensa todo el sistema. Es más, en nuestro caso, Naturgy está en plena renegociación de su contrato con Argelia, de donde traemos el 30% de gas, el otro 70% llega por barco, es gas licuado, y es más caro".
LIMITAR EL PRECIO DEL GAS
La opción de limitar el precio máximo al que pueden ofertar las centrales de gas en el mercado eléctrico mayorista para tratar de contener el encarecimiento de la luz reaviva el temor a que, sin un fondo europeo para compensarlas, los países terminen incurriendo en un déficit de tarifa, el desajuste que se produce entre los ingresos y costes del sistema eléctrico cuando los primeros no son suficientes para cubrir los segundos.
Los costes del sistema eléctrico son cubiertos con los ingresos correspondientes a los peajes de acceso a las redes de transporte y distribución y los cargos.
Los peajes están destinados a cubrir los costes de las redes y la retribución a las compañías de distribución y transporte por sus inversiones, mientras que los cargos se destinan a sufragar las primas a las renovables, la mitad de los sobrecostes de los sistemas eléctricos extrapeninsulares y las anualidades del déficit del sistema.
Si los déficits que se producen son temporales y pueden ser cubiertos por superávits que registre en el futuro el sistema, puede ser una solución temporal al coste que habría que afrontar para compensara las central de ciclo combinado por limitación de los precios que se pueden ofertar en el mercado.
Pero una sucesión de déficits, sin que haya superávits posteriores que permitan ir compensándolos, acaba generando una deuda al sistema eléctrico, como ya ocurrió en España.
Desde el año 2000 y hasta el ejercicio de 2013, los ingresos del sistema eléctrico español fueron insuficientes para cubrir sus costes y se fue generando una deuda, a la que hay que hacer frente y con intereses.