Remírez de Ganuza: "El juez Marchena restituyó el orgullo patrio"
La periodista Carmen Remírez de Ganuza acaba de sacar al mercado un nuevo libro sobre la figura del magistrado del Tribunal Supremo que presidió el "juicio del procés"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Su voz sonaba en la radio del coche a todas horas, y no era un Grammy. Su gesto copaba la imagen fija de la televisión, y no era un político de relumbrón. Durante los meses del juicio del procés, el muy popular Manuel Marchena fue algo así como la cara y el eco viral... del Estado; y lo fue desde el skyline de Madrid hasta el último pueblo de la España vaciada.
Con la sentencia más discutida de la historia de la democracia llegaría el ocaso de aquel dios de la Justicia. Unos y otros se encargaron de derribar el mito. Él mismo se había ocupado, una vez más, de romper el molde en el que le habían encerrado. Porque al final, Marchena ni el héroe ni el villano de la España constitucional, resultó ser... solo un juez".
Estos dos párrafos corresponden a la sipnosis que la editorial hace del libro de la periodista Carmen Remírez de Ganuza, "Marchena, el poder de la Justicia".
A lo largo de sus 256 páginas, la periodista, articulista y escritora nos presenta al hombre, mejor, al juez que al frente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo presidió el tribunal que juzgó a los independentistas catalanes responsambles del "procés".
Marchena nos devolvió el orgullo patrio
Asegura la autora de "Marchena, el poder de la Justicia" que "Manuel Marchena es el único juez del Tribunal Supremo que ha alcanzado una superioridad, no hay ningún otro juez que sea tan conocido, tan popular".
¿A qué se debe tal popularidad? la respuesta de Carmen Remírez de Ganuza nos traslada al 12 de febrero de 2019 cuando comienza en el Alto Tribunal el juicio del procés y lo ocurrido a lo largo de sus intensas jornadas, "tiene que ver con el hecho de que él (Manuel Marchena), restituyó el orgullo patrio, dio la impresión de que había Estado, había autoridad, había Derecho y sabía embridar todas las estrategias de ruptura que había en el estado español".
Y lo supo hacer de forma sabia, sigue la periodista que recuerda que conoció al hoy magistrado hace muchos años cuando, a lo largo de su trayectoria profesional en el mundo del periodismo cubría la información de tribunales, "me dio cursos y me llamó la atención lo didáctico que era". Esa virtud no ha desaparecido con los años como se vio durante el juicio contra el independentismo catalán "había conectando con la gente algo muy extraño en un juez".
Llegó a Madrid de la mano de Eligio Hernández
Manuel Marchena Gómez, presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, quería ser jurídico militar como lo era su padre, pero le convencieron para opositar a fiscal.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria y criado en el Sáhara, una de sus primeras decisiones importantes la tiene que tomar cuando se marcha a estudiar a los jesuitas Deusto, "era un cerebrín y al final, le convencieron que tenía que hacer oposiciones". Pero "estudió la carrera de fiscal por casualidad porque era el primer examen en el que había oposiciones".
Comienza su carrera profesional como fiscal en Canarias, y llega a Madrid de la mano de Eligio Hernández cuando fue nombrado Fiscal General del Estado por Felipe González.
A Eligio Hernández le conoció por su mujer, Sofía con la que se casó en Deusto porque fue en la universidad donde se conocieron.
Dos grandes enemistades: Baltasar Garzón y Cándido Conde Pumpido
Manuel Marchena tiene, según la autora del libro, "un gran don de gentes, es muy simpático. Tiene mucho carácter y una gran ductilidad para el trato con la gente -como demuestra que haya tenido cargos con distintos partidos políticos-. Y tiene una gran disciplina, trabaja mucho de noche".
Pero como todo el mundo, al que no le ocurra que levante la mano, también tiene enemigos y no solo en el mundo independentista, sino también, en su mundo profesional, el de la magistratura. "Sin duda, el procés le pasó factura, a él y a su entorno. Él dice que no, pero es evidente que sí porque ha recibido muchas críticas y no puede olvidar ese golpe".
Y esos dos enemigos son también muy conocidos, gozan de popularidad, sobre todo Baltasar Garzón. La enemistad con Garzón, "es muy clara. Baltasar Garzón le tiene manía porque Marchena formó parte del tribunal que le juzgó y condenó por prevaricación". El juez estrella se vengaría después de Marchena en un libro en el que le vinculaba con el PP y el escándalo de la Gürtel.
En el Caso de Cándido Conde Pumpido "es un caso de egos, porque Pumpido es una de las mejores cabezas de la legislatura española. Son muy parecidos y chocan; han chocado en deliberaciones en la porpia Sala Segunda y en los puestos, primero cuando llegó Pumpido a la Fiscalía y Marchena se tuvo que ir y sobre todo en la lucha por la presidencia de la Sala Segunda del Supremo que ahora ocupa Marchena y que también quería Conde Pumpido".