Tardes extrañas como protagonistas de canciones
Fidel Moreno, en su sección '¿Qué me estás cantando?', nos trae canciones del pasado para reflexionar sobre el tiempo que vivimos.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los días se alargan anunciando la primavera y las tardes se vuelven extrañas. Cada momento del día tiene su personalidad, la tarde es el momento del día más impreciso, la luz declina hasta el crepúsculo que trae la noche, y la tarde se convierte en un espacio para las penas, la nostalgia, el desasosiego, la soledad y la pregunta existencial, como bien demuestran las tres canciones que hoy escuchamos con atención en la sección '¿Qué me estás cantando?'.
La primera canción que nos trae Fidel Moreno es "La tarde", precisamente, una canción de principios del siglo pasado compuesta por el cubano Sindo Garay a partir de una cuarteta del mexicano Amado Nervo y un estribillo de la poeta portorriqueña Lola Rodríguez de Tió. Es una canción preciosa que convierte al final de la tarde en un momento propicio para que las penas se presenten en masa.
En la letra se establece una comparación entre los ojos de la amada; dice que cuando la amada abre los ojos amanece y cuando los cierra parece que va muriendo la tarde. Y luego el estribillo hace un juego donde aparece esa acumulación de penas, una acumulación que de alguna forma las anula.
Una de corte más existencial, es la canción que cerraba el tercer disco de Silvio Rodríguez, el disco de Mujeres, un disco de 1978. Esta canción es muy breve y se titula "Y nada más", y retrata el hastío propio de esas tardes en las que no pasa nada y la quietud nos inquieta, esas tardes en las que nos sentimos vacíos, como si hubiéramos vivido ya demasiado y no le encontráramos mucho sentido al paso de los días.
"Y nada más" es una canción rara, existencial, misteriosa… en congruencia con lo que intenta reflejar: esas tardes extrañas en que nos sentimos un poco fuera de lugar.
Por último, suena una canción sobre una tarde clásica como pocas, la retratada con lluvia y soledad por Armando Manzanero en 1967: "Esta tarde vi llover…" La lluvia como decía Borges es algo que sucede sin duda en el pasado, y si ya llueve por la tarde y estamos solos: la nostalgia está asegurada. Y ese es el gran logro de este bolero: la asociación de ver llover por la tarde y en soledad. Escuchamos la versión de Los Panchos.