"En España una capa esconde al verdadero responsable": Marc Vidal explica por qué no hay manifestaciones
La inflación está generando un malestar muy extendido en países de todo el mundo, algo que todavía no se ha visto materializado en España
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Puede ser por dos razones, una porque va algo descompensada con el resto de países en cuanto a la crisis. Recordemos que somos los únicos que todavía no hemos recuperado los niveles de PIB de 2019 o porque aquí, la segunda razón sería que no hay manera de identificar contra quién se debe de protestar.
Mira, la inflación está teniendo un impacto terrible en los hogares de medio mundo, aquí también. Y por eso una ola de huelgas y protestas está emergiendo contra los gobiernos. Una huelga ferroviaria casi paraliza Estados Unidos la semana pasada, en el Reino Unido están viviendo la peor ola de huelgas en treinta años, en Alemania, en Suecia, en República Checa, en Austria, en Francia, donde incluso Macron ya anunció el fin de la era de la abundancia. Hay manifestaciones de todas las clases y continuadas.
En el Líbano, incluso los bancos han sido asaltados por los propios clientes. en Bélgica, en Indonesia, en Canadá, en Italia. Partidos de diferente signo, de derecha o izquierda. Sindicatos, agrupaciones sociales. Todos salen a la calle a protestar contra sus gobiernos.
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La única explicación que le veo es que alguien ha conseguido modificar el foco. Te explicaré una historia que se sitúa en el siglo XVIII y que explica, tal vez, cómo se modifica la realidad de manera efectiva. En aquel entonces había un emperador bajito y mal formado que llamó a un pintor, el que tenía mayor prestigio en el condado, para que inmortalizara su deplorable estampa y al ver el resultado, el dictador, mató al autor, que consideró que era un insulto que lo hubieran pintado tan pequeño y tan deforme.
Luego hizo buscar a otro artista y este, conocedor de la suerte de su colega, representó a un hombre alto y esbelto y también lo mataron por no ajustarse a la realidad. El tercer retratista, el más inteligente, seguramente, fue instado a representar a su excelencia y decidió retratarlo sobre una roca a modo de pedestal y cubierto elegantemente con una capa. Resulta que así no se apreciaban sus defectos y al emperador le parecía sublime y premió al artesano con todo tipo de regalos.
A esto se le llama realismo socialista y resulta que ahora medio mundo está protestando ante la ineficiencia de sus gobernantes, mientras que en España una capa esconde al verdadero responsable.