
No era un icono distante, si no un hombre de carne y hueso que camina con su pueblo
Escucha el monólogo de Irene Pozo en 'La Linterna de la Iglesia'
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Qué tal, muy buenas noches desde la plaza De San Pedro. Esta noche, La Linterna de la Iglesia mira de forma especial hacia la basílica vaticana donde hace poco más de dos horas se procedía al cierre del féretro del Papa Francisco.
Esta misma tarde he podido acceder a esa capilla ardiente para despedirme de quien tanto me ha enseñado en estos años… Creo que no he sido consciente del momento que estamos viviendo hasta que he podido verle. Y ver a tantas personas despedirse de él. Ahora entiendo esa tristeza agradecida que tantas personas que le conocieron me han contado estos días…
La primera vez que pude ver al Papa Francisco en persona fue precisamente en la capilla de Santa Marta. Él esperaba en su sacristía con esos zapatos negros desgastados, los mismos con los que será enterrado, y que me hablaron de sencillez. Su leve cojear, lejos de restarle dignidad, me conmovió: ahí estaba el pastor, cansado tal vez, pero presente. No era un icono distante, sino un hombre de carne y hueso que camina con su pueblo…
El Papa Francisco me ha enseñado que la fe no está reñida con la alegría ni la cercanía. Su insistencia en una Iglesia humilde, abierta, centrada en Cristo, me ha ayudado a comprender que el Evangelio se encarna en lo pequeño, en los gestos, en lo cotidiano…
Su forma de vivir la sinodalidad, de escuchar, de caminar juntos, me desafía a salir de mí mismo, a dialogar con los que piensan distinto, a dejarme interpelar por la realidad que vivimos. Me ha enseñado que ser cristiano no es tener todas las respuestas, sino caminar con otros buscando juntos la voluntad de Dios.
Muchos hablan del Papa de los gestos… y ciertamente esos gestos tienen un significado profundo, homilías silenciosas que hablan más fuerte que muchas palabras…Pero Francisco no solo es Papa. Es testimonio. Es un recordatorio de que el Evangelio se puede vivir con ternura, con valentía y con una sonrisa.
Y que la esperanza, la misma que estamos viviendo en este año jubilar, es el camino que debemos recorrer todos juntos.