El comentario de Ana Medina: ¿Cómo trasmitir a la sociedad la importancia de cuidar el planeta?

Este viernes es el Día Mundial de la Educación Ambiental, en el que cada año, más de 70 países en todo el mundo ponen su foco en una frase que ya repetían nuestros abuelos: el arbolito, desde chiquitito. Pero ¿cómo trasmitir a la sociedad la importancia de cuidar la Madre Tierra? Nada más elocuente que el ejemplo, y hoy os traigo dos:

Uno, en Valladolid: El Núcleo Apostólico de la Compañía de Jesús lleva a cabo en la ciudad un espacio comunitario llamado Ecología y Acogida Ana Leal. Comenzó en 2005 a partir de una finca grande en la Escuela de Ingeniería Agrícola de la Universidad Pontificia Comillas-INEA. Pasaron a hacer huertos para personas mayores, hasta 430 huertos que llegan a mover a 1.000 personas. Esto se unió a la enseñanza de la agroecología, que unido a la acción social en la Red Íncola y junto a Entreculturas dio lugar a una cooperativa de Comercio Justo y Productos Ecológicos. Un proceso que ha afectado también a la pata espiritual: surgieron retiros, ejercicios con clave ecológica y un espacio comunitario de convivencia de jesuitas y laicos, que es también de acogida de personas migrantes.

Y si miramos al sur, en Málaga, desde distintas parroquias y movimientos ha surgido una plataforma ecosocial denominada Laudato Si’ que busca fomentar la acción y la formación ecológica de las comunidades cristianas. Su manera de trabajar es colaborativa, implicando a personas, parroquias, movimientos y hermandades para difundir y poner en práctica el mensaje de la encíclica Laudato Si’. En las Jornadas de Teología y Mundo Actual, celebradas en Málaga del 16 al 17 de febrero, impartirán un taller sobre “La conciencia ecológica de Francisco”.

Son sólo dos ejemplos, dos gotas en el océano, pero que nos invitan a ver que es posible generar procesos para, entre todos, proteger y preservar la creación.