Irene Pozo: "La Cuaresma nos invita a cambiar de vida y ser conscientes de nuestra forma de estar en el mundo"

Primer viernes de Cuaresma en un triste aniversario como es el de la guerra de Ucrania que nos lleva a sentir directamente el dolor y el sufrimiento de tantas personas, de tantos hermanos.

Una guerra “absurda y cruel” como recordaba el Papa esta semana durante la Audiencia General donde hacía un llamamiento a la comunidad internacional para poner todos los medios posibles para conseguir la paz.

Y es que este aniversario pesa mucho. Hablamos de un conflicto que parece no tener fin. Pero si de algo sabemos los cristianos, y si algo también nos enseña este tiempo de Cuaresma, es a no perder la esperanza. Quienes son capaces de sentir la cruz en su vida saben bien de qué hablo…

Comenzamos un camino de fe, de esperanza, de renovación, de conversión, de reflexión… en definitiva de volver a Dios como nos invitaba a hacer el Papa este Miércoles de Ceniza.

Tiempo ahora de sacar lo mejor de nosotros y ofrecérselo a quien tenemos al lado. Porque la Cuaresma también nos invita a cambiar de vida, a ser conscientes de nuestra forma de estar en el mundo. A esto también nos empuja el camino sinodal que estamos viviendo en la Iglesia. Un camino de escucha, de diálogo y de discernimiento. En definitiva, un camino lleno de oportunidades que debemos recorrer de la mano, siendo conscientes de la fraternidad que tan necesaria se hace en este mundo.

Seguir el ejemplo de Jesús en este tiempo de Cuaresma es entender la cruz y saber llevarla en nuestro día a día: en la enfermedad, en el trabajo, en los estudios o en las dificultades que se presentan… pero siempre con esperanza. La misma esperanza que nos lleva hasta la Pascua.