Ángel, profesor en La Rioja, toma una drástica decisión tras la falta de respeto de un alumno que impresiona a Expósito
La Linterna analiza los problemas a los que se enfrentan los educadores en España en los últimos años y por qué el cambio ha sido tan drástico respecto a hace décadas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“El que se dedica a la enseñanza no tiene una profesión cualquiera, ellos cargan sobre sus espaldas la responsabilidad de transformar y educar a una persona”. Así comenzaba este martes Expósito un reportaje en La Linterna sobre la situación de los docentes en nuestro país y por qué cada vez es más difícil dedicarse a ello con el paso de los años.
Este último curso han crecido casi un 8% las actuaciones de apoyo al profesorado que son víctimas de situaciones de conflictividad en los centros de nuestro país. Han subido las agresiones de alumnos a profesores y, como ejemplo, el comunicador de COPE señala el caso de Argamasilla de Alba, en Ciudad Real, donde los padres de una alumna del instituto Vicente Cano fueron detenidos hace unos meses por agredir a varios profesores del centro.
“Se bajó los pantalones delante de la gente, la profesora lo recrimino y, desde ahí, y aunque los profesores intentaron calmarlos, la respuesta de los padres fue la violencia”, contaba Esther, la jefa de estudios del centro y cuando se produjo la agresión.
Ángel, profesor de La Rioja
El 36% de los profesores ha recibido falsas acusaciones y uno de cada seis tiene síntomas de depresión. El profesor Ángel Fernández, es de Arnedo en La Rioja, y explica en los micrófonos de COPE la situación emocional en la que se encuentra. “Ir cada día al trabajo y sentir que no quieres ir, no tiene sentido. Una de las razones por las que uno, aunque lo pase mal, siga yendo al instituto es por vergüenza torera”.
Ángel se hizo una pregunta: ¿merece la pena? En su caso, la respuesta fue “no”, decidió abandonar la docencia después de 15 años dedicándose a formar personas. Y es que muchas veces no hace falta llegar a la agresión para que aquello se convierta en una situación incontrolable e incómoda para el profesor. A menudo, explica Expósito, basta con un alumno rebelde que no tiene ningún tipo de respeto por la autoridad. “Hemos pendulado como sociedad, hemos venido del franquismo y una sociedad férrea y nos hemos ido al otro extremo, esas personas que eran respetadas por todos ha ido perdiendo la autoridad”, lamenta.
Así, explica el profesor riojano que, ssi echamos la vista atrás siempre nos hemos estado quejando de la juventud pero, de un tiempo a esta parte, es innegable que algo ha cambiado. “¿En estos últimos 20 años que tenemos que no había nunca? ¿Qué tenemos ahora que nos ha llevado a la situación en la que estamos ahora?”, concluye el ya ex docente en La Linterna.
Por qué se ha perdido el respeto a los profesores
Teresa Hernández, coordinadora del servicio del defensor del profesor del sindicato ANPE, avisa de que las cifras son sólo la punta del iceberg, y aclara por qué en realidad los casos son muchos más. “Nosotros tratamos un numero de casos a lo largo del año pero sabemos que en los centros educativos hay mas casos que se resuelven dentro del propio centro por aplicación del régimen interno”, explica la experta en los micrófonos de COPE. Subraya que ellos atienden a un número pequeño de personas que les contactan “porque no reciben apoyo ni del centro ni de las instituciones”.
Hernández califica de “muy tiste” que sean los padres de los alumnos, como en Argamasilla de Alba, los que “no acompañen en el proceso, que no confíen en la profesionalidad del docente o que sus problemas los vuelquen en el docente”. Para la coordinadora de ANPE, “no hay que normalizar ninguna conducta, aunque venga de un centro que lo normal sea que te agredan”. “Lo primero es dar la importancia de lo que ha pasado, acompañarle y ayudarle jurídicamente, para que sepa cómo poner la denuncia”, concluye.
Sandra Lipe, responsable de educación del sindicato CSIF, explica por su parte en La Linterna que tienen “47 respuestas de docente que, su alumno de más edad, tienen 13 años”. Insiste en que, muchas veces, los propios colegios no quieren que se conozcan estas agresiones e incluso los compañeros del propio docente agredido le animan a no denunciar para no estigmatizar al centro.
“Tenemos problemas para encontrar denuncias porque ningún centro educativo quiere que conste ese dato, nadie quiere decir que se agreden a docentes”, denuncia. “A los medios de comunicación sólo saltan las graves agresiones como apuñalamientos o amenazas, pero hay agresiones de bajo impacto que hace que los docentes tengan que cogerse una baja para no enfrentarse al agresor diariamente en el aula”, concluye.