Diego Garrocho: "Si a Karla Sofía Gascón la nominaron al Oscar por ser buena persona lo que empezaría a darnos igual son los Oscar"
El profesor de Filosofía reflexiona sobre la cancelación en Netflix de la actriz trans española tras conocerse varios mensajes xenófobos y soeces en las redes sociales

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¿Cuánto importa lo que una actriz publique o haya publicado en Twitter? Desde hace demasiado tiempo han quedado cogido el gusto a fiscalizar lo que algunos personajes dijeron en redes para justiciarlos. La semana pasada se desencadenó, lo saben, una polémica en torno a Karla Sofía Gascón, la primera mujer trans nominada al Oscar, ya que algunos se dieron cuenta de que su historial tuitero no coincidía exactamente con lo que habían esperado de ella. Es probable que ya sepan que Gascón se había despachado a gusto con tuits xenófobos y soeces, siguiendo la estela, por cierto, de los usos que muchos hacen de la red social X.
Hay quienes dicen que su historial le impedirá ganar el Oscar, pero es casi más llamativo que Netflix, la productora de la película, ya ha retirado a Karla Sofía de los actos promocionales de la película, de la película que ella misma protagoniza. Ya saben aquello de que no hay nada que tenga más miedo que un millón de dólares, y podríamos enmendar el refrán y sostener que no hay nada que tenga más miedo que la industria audiovisual, que desde hace algunos años se ha empeñado en encumbrar héroes y heroínas por supuestas condiciones morales, y no por sus dotes interpretativas.
Harold Bloom, quien fuera profesor de teoría literaria en Yale, ya se mofaba en los años noventa de quienes decidieron empezar a evaluar la literatura por su alcance político y moral, y no por los criterios estrictamente literarios. En el fondo, evaluar el cine por causas ejenas a los propios méritos cinematográficos es la manera más sencilla y casi más grosera de restarle valor.
Que Karla Sofía Gascón sea xenófoba o una vecina ejemplar, siempre y cuando no trasgreda los límites del código penal, es algo que debería darnos exactamente igual, como debería darnos exactamente igual su condición o sus preferencias sexuales. Llámame raro, pero personalmente sueño con un mundo en el que a los cirujanos, a los zapateros, a los actores y a las profesoras se les juzgue profesionalmente estrictamente por su trabajo, y no por su adhesión a cualquier causa por justa que ésta sea.
No sé si a Karla Sofía Gascón la nominaron al Oscar por ser buena actriz o por ser buena persona. Si es por lo primero, sus comentarios de Twitter no importan absolutamente nada. Pero si es por lo segundo, si la nominaron por ser supuestamente buena persona, creo que lo que empezaría a darnos igual son los Oscar.