Diego Garrocho: "El miedo, sobre todo cuando es infundado, puede ser una fuente de sufrimiento casi infinito"
El profesor de Filosofía reflexiona sobre si el dolor, como el vivido estos días por la DANA, nos “hace más humanos”
Madrid - Publicado el
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¿En qué medida el dolor, como estos días, nos hace más humanos? Esta catástrofe natural no sólo nos ha vuelto a enseñar que somos vulnerables, evidentemente, sino que probablemente esta exposición al daño sea lo que más nos singularice como seres humanos.
Durante siglos se ha definido al ser humano por capacidades activas, por las cosas que podemos hacer. Aristóteles, por ejemplo, nos definió como un Zoon Politikon, como un animal político, y otros autores, como Séneca, insistieron, por ejemplo, en nuestra condición racional.
También hay quien ha subrayado nuestra condición económica, pero en pocas ocasiones se ha destacado nuestra especial exposición al sufrimiento. Paul Ricouer, uno de los pensadores más originales de la Francia posterior a la Segunda Guerra Mundial, nos enseñó a distinguir precisamente entre el sufrimiento y el dolor. Los animales pueden, por supuesto, dolerse, pero nuestra capacidad de afectación trasciende con mucho lo meramente orgánico.
Podemos sufrir por los padecimientos de otros e incluso somos capaces de temer desgracias que no ocurrirán nunca. El miedo, sobre todo cuando es infundado, puede ser una fuente de sufrimiento casi infinito. Este dolor es una de las formas en las que se da a la humanidad y ser capaces de protegernos de él, reducirlo o incluso dar razón de esta experiencia cuando resulta inevitable es una de las encomiendas más irreductiblemente humanas. No sé si el sufrimiento tiene sentido, pero de lo que estoy seguro es de que todos los seres humanos estamos casi condenados a intentar encontrárselo.