Diego Garrocho: "En el mundo actual sufrimos una adicción al ruido"
El profesor de Filosofía reflexiona en La Linterna sobre la importancia del silencio
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El viernes pasado hablamos de la importancia que tiene la voz en el ser humano, y aunque pueda ser paradójico hacerlo desde la radio, hoy querría hablar de la relevancia del silencio. En una ocasión le escuché a un hombre sabio decir que el silencio es al alma lo que el agua es al cuerpo, y desde entonces he intentado prestar mucha atención a la manera en la que la filosofía ha administrado el silencio como terapia.
Platón, en el 'Teeteto', describe el acto del pensamiento como una suerte de diálogo del alma consigo misma, y es ejercicio de introspecciones imprescindibles si queremos brindarnos la posibilidad de pensar a fondo cualquier cosa. La ausencia de sonido o de otras distracciones hace perceptibles a nuestra conciencia estímulos sutiles que normalmente pasarían desapercibidos.
A Ortega le fascinaba la expresión ensimismarse, que hace referencia a esa forma de conciencia a la que nos replegamos sobre nosotros mismos. Y es curioso, rara vez nos damos el tiempo de silencio suficiente para hablarnos y para pensarnos como deberíamos.
Casi cabría diagnosticar que en el mundo actual sufrimos una adicción al ruido, pues hasta en los restaurantes, donde en principio estaríamos destinados a encontrarnos para conversar, con mucha frecuencia nos ponen la música tan alta que resulta imposible escucharse. No creo que sea casual, y ese aturdimiento generalizado es casi un signo de nuestro tiempo.
Sospecho que a fin de cuentas acertó Nietzsche cuando en 'La gaya ciencia' dijo que corrían malos tiempos, pues quien quiera pensar tendrá que aprender a aprovechar el silencio que se produce entre dos ruidos. Y el filósofo alemán, que siempre fue un amante del exceso, llegó a sugerir que deberíamos hacernos los sordos hasta que nos volvamos sordos de verdad.