La promesa de 1990 que explica el éxito de AfD en las elecciones de Alemania

Este fin de semana los alemanes han acudido a las urnas en unas elecciones federales que han quedado marcadas por una polarización política sin precedentes y también por una participación que ha superado el 80%, el nivel más alto desde 1987. Tras unos momentos de incertidumbre los resultados han dejado a un claro vencedor. Se trata del bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata, la CDU, y su hermana bávara la Unión Socialcristiana, liderados por el que previsiblemente será el próximo canciller, Friedrich Merz. 

Con algo más del 28% de los votos, Merz se hizo con la victoria. Eso sí, obteniendo unos resultados por debajo a lo que marcaban las encuestas y que nada tienen que ver si lo comparamos con los que obtenía Ángela Merkel. Y es que había mucha crispación entre los alemanes alimentada en estos últimos años por la crisis energética, las presiones de Washington, el estancamiento económico prolongado y la caída de la coalición en el Gobierno el pasado noviembre. Un escenario del que se ha aprovechado el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania, el AfD, que ha conseguido dar un golpe sobre la mesa consolidándose como la segunda fuerza política del país.

José Manuel Sáenz, profesor de relaciones Internacionales especializado en política alemana de la universidad Pontificia de Comillas, explica que la lógica indica otra grossen koalizionen entre el CDU y SPD. “Tendrán que hacer las reformas, a lo mejor no profundas, pero sí un giro de la política orientada en lo económico a mejorar la competitividad de Alemania y en lo social desmontar un poco la diferencia percibida o ese mito de la gran desventaja que sufren los alemanes del este”.

El resultado de AfD

Pero, ¿por qué un partido como Alternativa para Alemania ha conseguido tan buenos resultados? Explica Sáenz que todo se remonta a la “frustración sobre las consecuencias de la reunificación de Alemania”. “En su momento en 1990 las promesas eran grandes para asimilar los territorios de los activos de los estados federados del Este a Occidente y eso no ha pasado, o ha pasado mucho menos de lo que de las expectativas que tenían los alemanes orientales”.

En cualquier caso, el experto señala que la sensación ahora es de “ser ciudadanos de segunda clase, estar descuidados por aquellos que toman las decisiones en Berlín”. “Tiene mucho más que ver con esa sensación, con esa percepción que tienen con cuestiones reales de economía o de migración”.

En 1990 las promesas eran grandes para asimilar los territorios de los estados federados del Este a Occidente, y eso no ha pasado"

José Manuel Sáenz

Profesor de relaciones Internacionales de la universidad Pontificia de Comillas

Por qué Alemania es importante para España

Un reflejo claro de los resultados electorales es que en Alemania hay aspectos comunes que consiguen unir a los partidos de centro derecha y centro izquierda. Uno de ellos es la defensa de los valores de la democracia europea, sobre todo ante el gran reto para la seguridad y la paz que supone el giro político de Trump hacia Putin.

Miguel Ángel Benedicto, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, responde a si la coalición entre el CDU y el SPD podría mejorar las relaciones con Estados Unidos. “Yo creo que las relaciones con Trump ahora mismo están rotas, por parte de la Unión Europea y también por parte de Alemania”, explica.

Asegura que las declaraciones de Trump en favor de Putin y contra Ucrania ha provocado que el ganador de los comicios ya se haya posicionado en favor de la independencia alemana de Estados Unidos. “Esa dependencia que ha tenido Alemania tanto en gas de Rusia, en comercio con China y en defensa con Estados Unidos creo que ha terminado”.

Así, y sobre el efecto en España, Benedicto califica de “fundamental” que Alemania se recupere. “quien tira de Europa siempre es la locomotora franco-alemana”, apunta. “Es necesario que Alemania tire, y que realmente impulse esa economía hacia adelante e impulse esa competitividad que necesita la economía europea”, concluye.