La pesca y el naufragio en Terranova
En la sede de la armadora sigue la tensión y preocupación por lo que ha sucedido con uno de sus barcos. A este lugar también se han acercado algunos familiares de los marineros
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Eran las 5 y 24 de la madrugada en España cuando el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento Marítimo recibió dos avisos que procedía de un barco que navegaba en aguas de Canadá. Se trataba del “Villa de Pitanxo”, propiedad del armador gallego Manuel Nores, con 50 metros de eslora y que se encontraba navegando a unos 450 kilómetros al sureste de la isla de Terranova. En su interior 24 tripulantes a bordo, la mayoría de ellas con nacionalidad española.
En ese momento se perdió la señal de su caja azul, un dispositivo que está instalado en los pesqueros con el objetivo de facilitar información al Centro de Seguimiento de Pesca. Se intentó contactar sin éxito con el barco. Fue el momento en el que se movilizaron simultáneamente vía satélite a dos barcos que estaban cercanos al lugar de la emergencia: El pesquero español Playa Menduiña Dos y el pesquero portugués Novo Virgem da Barca. Lo confirma Rosa Quintana, la consejera de Mar de la Xunta de Galicia. Cuando llegan a la zona se encuentran un panorama desolador. Así lo cuenta Carmen Larriba, subdelegada del Gobierno en Pontevedra.
Eso ocurre sobre las diez de la mañana cuando avistan varias balsas salvavidas en el agua y localizan a tres personas con síntomas de hipotermia. A esta hora ya son siete las víctimas mortales mientras que otras 14 permanecen desaparecidas. La mayoría de ellas viven en la localidad de Marín, en Pontevedra. En la sede de la armadora sigue la tensión y preocupación por lo que ha sucedido con uno de sus barcos. A este lugar también se han acercado algunos familiares de los marineros que estaban faenando en este buque
En los trabajos de rescate permanece un helicóptero y una embarcación movilizada por el centro de rescate de Canadá mientras que las condiciones en la zona siguen siendo de fuerte viento, mala mar y una visibilidad reducida. Mientras estamos muy atentos a lo que pueda ocurrir en estas aguas y al rescate de los desaparecidos, quiero contarte la realidad del sector de la pesca y lo peligroso que es salir cada día a faenar.
La realidad es que los marineros españoles navegan por esta zona desde hace más de cinco siglos, cuando los portugueses descubrieron este caladero repleto de icebergs, que se convirtió en el epicentro de la industria ballenera. Hasta bien entrado el siglo XX solo se podía navegar en verano por los inviernos son realmente duros. Además, este año las condiciones meteorológicas están siendo especialmente severas debido a la intensidad del anticiclón de las Azores.