Yuraima era administradora pública en Venezuela: "Tengo fe en que todo acabará. Voy a volver a mi país"
Yuraima nació en el Estado de Barinas, en Venezuela. Cuando tenia siete meses, su madre se mudó a Valencia donde se quedó toda la vida. Ahora, lleva tres años en Bogotá.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Yuraima nació en el Estado de Barinas en Venezuela. Cuando tenia siete meses, su madre se mudó a Valencia donde se quedó toda la vida. Ahora, lleva tres años en Bogotá: “Mi salida no fue por necesidad, fue por mis hijos que se vinieron para aquí. Mi hija se vino al cumplir los dieciocho. Y mis hijos han venido ahora que tienen diecinueve y veintidós años. Me sentía muy triste por ellos".
Yuraima era administradora pública en Venezuela. A su llegada a Colombia todo fue muy difícil: “En Venezuela soy administrador pública. Me vine con mi pareja que era mayor que yo, no encontró nada estable y se rompió la relación. En Colombia al llegar fue muy duro. Vendí café, arepas, trabajé en una floristería... En la floristería me pusieron en contacto con el padre Wilfran. Y ya voy a hacer tres años como secretaria de la parroquia. Mis hijos también trabajan y salimos adelante porque nos ayudamos todos”.
Esta venezolana recuerda como a su llegada a Bogotá le dieron de lado: “El comienzo en Colombia fue muy duro porque no quieren a venezolanos. A veces nos pagan menos y trabajamos mas horas. Después gracias a Dios, conocí a la Señora Gloria de la floristería y al padre Wilfran”.
Los hijos de Yuraima intentan labrarse un futuro en Colombia como pueden: “Mis hijos se graduaron de bachiller y se vinieron. Mi hija trabaja en restaurantes, ahora está en una fabrica de bitusería y le va bien. El mayor ha trabajado en farmacias, droguerías, en fabrica de pantalones, vendiendo hamburguesas...”
Para acabar, se ha referido a la situación política que vive su país de origen, el mismo al que volverá en el mes de diciembre: “Nunca pensé que mi país iba a acabar así. Tengo la fe puesta en Dios, en que va a acabar esto y vamos a seguir adelante. Tanto es así, que en diciembre me voy para allá de nuevo otra vez. Mis hijos no quieren. En Venezuela tengo a mi mama que le costeo medicamentos y le mando dinero. Es pensionada y la pensión es un dólar o dos dolares, no les alcanza para nada”.