La alcaldesa de La Pola de Gordón se lleva un aplauso por prohibir el desánimo, la tristeza y rendirse
Julio César Herrero ensalza a Noemí González por sus prohibiciones y obligaciones para los habitantes de este pueblo de León
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A la alcaldesa de La Pola de Gordón, Noemí González.
Seis semanas aplaudiendo a personas, a causas, a iniciativas, siempre distintas… Y cuando uno piensa que, por Dios, desescalen esto de una vez, que ya no te queda nadie por aplaudir, encuentras a una moza, que se llama Noemí González. Es la alcaldesa de la Pola de Gordón, que es un pueblo pequeño de León a donde los asturianos iban de vacaciones. Sobre todo, los mineros con necesidad de aire seco.
Pues la primera edil debió de pensar que estaba muy bien dar ánimos a los sanitarios, los empleados de los centros comerciales, a los taxistas, a las fuerzas y cuerpos de seguridad… Pero que a quienes se quedaban en casa ya estaba bien de decirles que se queden en casa. Y que después de seis semanas, igual había que acordarse de ellos, para algo más que agradecerles que sepan cómo lavarse las manos. Así que publicó un bando muy taxativo. De hecho, solamente prohíbe y obliga. La alcaldesa ha prohibido «el desánimo, la tristeza, rendirse y el aburrimiento”.
Y además ha decretado que será obligatorio, una vez acabado el confinamiento, recordar cada noche cuánto deseamos pasear, tomar un café con amigos, disfrutar de la primavera en nuestros montes con nuestros hijos y, cada mañana, que la vida puede cambiar en un segundo y no para mejor, por lo que saborearemos cada nota musical en compañía, cada mirada amable, cada sonrisa amiga.
Y he pensado que entre tantas prohibiciones y obligaciones, éstas de la alcaldesa bien se merecen un aplauso.