Expósito: "Nos ha tocado la peor crisis de nuestra generación... con los peores gestores posibles"
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¡Qué Navidades más raras! Seguramente, salvo algún motivo personal de cada uno, como sociedad, nos plantamos ante la Navidad más extraña de nuestras vidas.
Parece que ponemos el árbol y el Belén a regañadientes. No tenemos el espíritu y el rollito previo a estos días como en toda nuestra vida. Si habitualmente la nostalgia daba un punto sentimental a estas fechas...
En esta Navidad de 2020 vamos a mezclar esa nostalgia por los que están con la pena, el vértigo, el miedo, las perspectivas y el cabreo. Un enorme cabreo.
Dicho de otro modo, vamos a pasar estas entrañables fiestas navideñas con tristeza porque ha sido un año muy jo... robado; con el vértigo hacia el futuro inmediato; con miedo porque el virus sigue siendo enormemente ca... nalla a pesar de todo lo que han aprendido los médicos y los científicos.
Y cabreados... A ver qué mezcla sale de la nostalgia y el cabreo infinito con una nefasta gestión, con una inmensa sarta de mentiras y con cortinas de humo insoportables.
Cabreo monumental porque nos ha tocado la peor crisis de nuestra generación... con los peores gestores posibles. Por politiqueo, por improvisación, por la magnitud de la pandemia y por un populismo insoportable que se ha sentado en el Consejo de Ministros... para permanecer en la poltrona durante años. O más.
Se nos ha juntado en este 2020 un coronavirus inesperado y atroz que ha destapado nuestras vergüenzas como sociedad. Que nos creíamos imbatibles. Intocables. Inalcanzables.
Pensábamos algo así como que la WiFi de casa podría con todo. Como si el dinero de papá Estado no tuviera límite. Como si los médicos fueran dioses milagrosos. Y resulta que no.
La pandemia ha demostrado que estamos haciendo barbaridades con la naturaleza, que el Estado sólo lo es todo en las dictaduras o para los aprendices de dictadores y que los médicos y los científicos son humanos.
Llegamos a la Nochebuena, insisto, con la confirmación de nuestra debilidad y con la lástima de tener el peor Gobierno posible para la peor crisis imaginable.
Y me detengo un minuto en este aspecto de la crisis. A mi juicio, tres crisis superpuestas: la sanitaria o científica; la crisis económica o social y, en nuestro caso... la crisis política o institucional.
Quiero pensar, estoy seguro, que la crisis sanitaria o científica es temporal. Que la ciencia ha hecho una labor inconmensurable en sólo 10 meses y que, en efecto, en pocos o muchos meses la vacuna se habrá extendido y habremos frenado la pandemia.
El problema es lo que nos hemos dejado atrás. En España, los más de 70.000 muertos, uno a uno. El drama y nuestra vergüenza como sociedad han sido nuestros mayores. ¡Qué injusticia, qué paradoja y qué virus más salvaje hacia los más débiles!
En cuanto a la crisis económica, con todo, quiero pensar que va de la mano de la crisis sanitaria y que, por tanto, también es temporal. Problema... problemón... los que se han quedado en el camino arruinados y en la quiebra total. ¡Qué angustia! ¡Qué desazón! y otra vez... ¡Qué injusto!
Pero saldremos. Por dos motivos fundamentales: porque no nos queda otra y gracias a que estamos en la Unión Europea. Por favor... que el eje franco alemán NO se rompa jamás.
Insisto: mucho peor lo pasaron nuestros padres y no te digo nuestros abuelos... y no hace tanto. Saldremos.
Pero fíjate. Junto a las crisis sanitaria y económica, para mí, la peor es nuestra crisis política e institucional. Porque esta pandemia les ha venido de perlas a algunos. Sobre todo, a los socios imposibles del Gobierno. Porque han aprovechado la alarma, las alertas, los confinamientos el miedo y la ruina. Han aprovechado todo para clavárnosla con todo el descaro.
Lo peor es que tras la pandemia un condenado por terrorismo cogobierna España, un chavista dictadorzuelo maneja el Consejo de Ministros y unos supremacistas paletos del siglo pasado marcan hasta los impuestos del conjunto de España.
Lo peor de lo peor es que la pandemia nos ha estallado en pleno proceso de cambio de régimen. En plena asonada para acabar con la Constitución del 78. Y todo ello con un líder enfermo de marketinitis, enfermo de poder y de engreimiento. Un líder sin límite y con una capacidad infinita para mentir.
¡AH! Y MI POSDATA... Enésimo llamamiento a la RES PON SA BI LI DAD. Porque ya sabemos de qué es capaz este Gobierno.
Así que hagamos de tripas corazón, soportemos la nostalgia y la pena en esta extraña Navidad; echemos una mano a los que lo han perdido todo... y salgamos de ésta cuanto antes.
A pesar de estos y de estas.