Mira que me revienta hablar de Otegui como si fuera un personaje medio normal. Como si Otegui formara parte del debate político habitual, como si Otegui fuera un tipo con el que discrepar con tranquilidad o coincidir. No, Arnaldo Otegui no es un ser humano normal. Me niego a considerar que este tipo es un hombre normal. Y no voy a caer en insulto, eso sería demasiado fácil. Me quiero centrar en las víctimas, auténticas protagonistas de esta historia reciente de España donde participan, para la ignominia, gente como Otegui, Josu Ternera, de Juana Chaos o Txeroki.
Tampoco voy a entrar en el debate sobre si TVE debió entrevistar a esto. Creo en la libertad de prensa, allá cada cual cómo hace evolucionar su medio, su producto y su audiencia. El fondo del problema es lo que viene a denominarse el relato. Lo que para muchos es el blanqueamiento del terrorismo etarra. Un blanqueamiento del que forma parte Otegui y tantos como él. Algo así como pelillos a la mar, no aporta nada mirar al pasado. En el fondo son buenos chicos. Todo fue culpa del franquismo y bla, bla, bla.
Parte de ese proceso de limpiar y adecuar el relato a la actualidad política y social sin las nuevas alianzas indisimuladas, descaradas y sin complejos. Como muestra, un botón: Batasuna se presenta como Bildu, junto Esquerra Republicana de Cataluña a las elecciones europeas. Y hete aquí que, a la vez, el partido socialista es capaz de co-gobernar con Esquerra en ayuntamientos, de meter en la Mesa del Parlamento navarro a Bildu y de aquellas insistentes llamadas que el propio Otegui confesó que le hicieron los socialistas para los famosos decretos de los viernes electorales.
El blanqueamiento de verdad es hacer como que no pasó nada. Es hacer política como eso, como pelillos a la mar. El problema es que ese proceso de desmemoria y de olvido vergonzoso va ganando terreno, adeptos y estúpidos. Solo así se entiende que Otegui aparezca por la Gran Vía de Barcelona en una Diada y la peña se haga selfies con él como si fuera Piqué o Messi. El mismo que no condena Hipercor o los asesinatos de tantos catalanes hasta que, por cierto, Carod Rovira, conseller en de la Generalitat con los socialistas, acordó aquello de que podrían seguir matando, pero no en Cataluña. El independentismo catalán busca romper el Estado. El mismo fin que busca Otegui y que buscó ETA.
Y en estas, llegamos al nuevo capítulo de Navarra y a la investidura de un Pedro Sánchez que, como siempre, juega a muchas bandas. Lo vestirá como quiera, pero su preferencia y primera intención es Podemos y los nacionalistas e independentistas. La censura bis, bajo un absurdo paraguas que unifica izquierda y nacionalismos, un paraguas capaz de unir a Otegui, a Pablo Iglesias con el PSOE como si fueran progresistas y reformistas.
¿Otegui progresista? ¿Se puede mentir más? Ayer Otegui, y vuelvo un segundo a la entrevista de marras en TVE, dijo: "Siento de corazón si hemos generado más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer". ¿Más dolor del que tenían derecho a hacer? ¿En serio? ¿Tenían derecho a hacer algo de dolor? ¿Qué quiso decir? ¿Que ETA tenía derecho a matar un poquito, a secuestrar un tiempo, a extorsionar hasta cierta cantidad o a poner bombas a según quién? ¿El Daesh tiene derecho a hacer sufrir un poco? Y lo del dolor. ¿Sabe Otegui cuando duele un balazo o una amputación traumática de las piernas por una bomba lapa? ¿Sabe Otegui lo que duele perder a tu hijo a tu marido o a tu madre porque él u otros como él se pasaron en ese derecho a provocar dolor?
Cuántas vueltas se pueden dar huir de la verdad. O lo que es lo mismo, para mentir. ¡Qué cobarde! Hablar de violencia armada o de lucha armada, en vez de llamar terrorismo a su papel, porque según eso, él y Josu Ternera y Txapote o la Tigresa no fueron terroristas, fueron violentos (armados) y luchadores (armados también). No sé. Yo me pongo en el lugar de Conchita Martín o Dani Portero. o de la familia Blanco o en el lugar de Ortega Lara. Y me pregunto… ¿cómo estarán hoy, habrán ido al cementerio o han hablado con ese retrato que tienen en el salón de su gran amor, asesinado por los oteguis?
¿Te imaginas esa foto en el mueble del salón y al ladito, en la tele, el careto de Otegui sonriendo, echado hacia adelante, to' chulazo, él en la tele y el de la foto de al lado muerto por su culpa? ¿Y sabes qué? Lo peor es su supuesta superioridad cuando en verdad es todo lo contrario. El valor, la categoría y el honor no se demuestran en una entrevista en televisión, ni rodeado de pelotas o macarras como tú. ¡Qué va! El valor, la categoría y el honor demuestran las víctimas de gente como este. Las familias de más de 300 asesinados por ETA que ni siquiera saben quién mató a sus padres o a su hija o a sus compañeros. Eso es honor y grandeza. Lo contrario, Otegui, es huir de tu propia vida, huir de tu vergonzosa historia. Lo contrario a la valentía de las víctimas, Otegui, es ser cobarde.