Expósito: "Lo que hemos vivido en España en marzo debería suponer una enmienda a la totalidad del sistema"
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¿No se dan cuenta del espectáculo que están dando? ¿No hay nadie que diga a los políticos que cada día que pasa se alejan más y más y más todavía de la sociedad española? Esta mañana, Sonsoles Ónega en Telecinco me preguntaba: "¿Qué crees que ha aportado el debate de hoy en el Congreso, qué les ha aportado a la gente?"
"Nada", respondí. Perdón por la autocita pero el espectáculo no nos aportó absolutamente nada salvo más distancia, más cabreo y más desánimo. El poder judicial, la operación 'Kitchen' y las cosas de Bárcenas -que, por cierto, ahora resulta que es un santo varón-, los rifirrafes de Pedro y Pablo, las cuentas de Podemos y de las ex del líder supremo y Rufián, Otegui y Sánchez que lamenta el suicidio de un etarra y no sé qué del procés independentista y un vídeo de Cayetana Álvarez de Toledo.
Y tú pensando en el ERTE, en el ERE, en el segundo plazo de la renta que viene en noviembre, en el próximo trimestre del IVA, y pensando en la vacuna y además puede que sigas de luto o en la más absoluta quiebra. Así que, entre la pena por el pasado; la indignación por el presente y la incertidumbre por el futuro me he puesto a pensar en cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí.
Varias claves: en marzo (y en abril y en mayo) aprendimos el verdadero significado de la palabra improvisación. El problema es que se improvisó/improvisamos a la vez en el trabajo, en Internet, en los colegios, en los hospitales, en las residencias, en las UCIS y en los coches patrulla. Y en los balcones. Lo que hemos vivido en nuestra España de marzo a esta parte debería suponer una enmienda a la totalidad del sistema. Esto ha sido un desastre que nos ha llevado a liderar todos los rankings -para mal- que uno pueda imaginar. Desde los muertos a los parados, pasando por los sanitarios contagiados. Y ahí siguen, los mismos (y las mismas) dándonos lecciones. ¿Lecciones de qué? El sistema, como digo, se ha demostrado absolutamente inútil por mastodóntico, politizado y absurdo. Alguien me decía hoy: "Hasta para llamar por teléfono tienes 17 Españas distintas".
Y así es imposible. A modo de moraleja: tras la improvisación ante la hecatombe y la inutilidad del sistema, es imposible sobrevivir o soportar tantas mentiras. Recuerdo a Sánchez en junio: "Hemos vencido al virus", y era mentira. Como lo de Pablo Iglesias con las residencias. Otra trola. O las mascarillas, las fases, las cifras y los muertos. ¡Ay! Los muertos.
Batimos todos los récords para mal, para fatal y para pésimo. En lo económico también. Esta mañana se lo escuché a Luis del Val con Herrera: "Los españoles somos uno de cada diez europeos, y a la vez, somos uno de cada tres parados en la Unión Europea". Menuda proporción, ¡qué vergüenza!
Bueno, pues con todo, lo peor son los muertos. Y nos siguen mintiendo a la cara con los fallecidos reales por coronavirus. Y ahí lo tienes, como si nada. Como si nadie. Total, bastamos para votar y, eso sí, pagar impuestos. Y mi postdata: no se dan cuenta del bochorno que provocan y de la distancia que ya han generado. No sé, puede que lo hagan aposta porque si no, no se entiende que tú o yo les importemos una higa.