¿Cómo combatir el complejo de inferioridad?: "Las redes sociales refuerzan muchas creencias erróneas"
La psicóloga Aurora García Moreno nos da las claves para tratar ese sentimiento de inferioridad que sufren muchos en el ámbito social o laboral
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Andrea llevaba años quieriendo cambiar de trabajo. No estaba contenta con su puesto, tampoco con su salario, pero era incapaz de dar el paso. ¿Qué es lo que le frenaba? Pues ella misma. En su cabeza estaba instalada la idea de que nadie querría contratarla porque no era lo suficientemente buena, y estaba segura de que solo recibiría críticas negativas. "Siempre me centraba en los fallos, no en lo que conseguía", admite Andrea. "Siempre pensaba que habría candidatos mejores que yo".
Esa sensación de fraude, de mentira constante, también la sentía cuando tenía que relacionarse con otras personas. Si salía de su círculo de amigos de toda la vida, donde estaba cómoda, le invadía una sensación de vulnerabilidad. Estaba segura de que no iba a caer bien a nadie y que todos se iban a reír de ella. "Soy una persona bajita y siempre creo que los demás se fijan en eso", confiesa Andrea. "Desde pequeña tengo bastante complejo y no me siento segura cuando estoy con personas a las que apenas conozco".
La falta de autoestima, de confianza en uno mismo, son algunas de las consecuencias del complejo de inferioridad, algo que sufre Andrea y muchas otras personas a diario. Es un complejo que limita a la persona, que le hace construir una imagen distorsionada de sí misma y, por ejemplo, como en el caso de Miguel, le hace compararse constantemente con los demás. "Es frustrante, pero siempre estoy fijándome en lo que consiguen mis hermanos o mis amigos", comenta Miguel. "Parece que sus vidas son más fáciles o son más felices, y yo no puedo llegar a tener tantos amigos o llegar a su nivel de vida".
¿Pero qué causa este complejo de inferioridad? Según la psicóloga Aurora García Moreno, son múltiples los factores que pueden influir en estas personas a que se sientan inferiores ante los demás. "Bien porque han experimentado situaciones que les dejaron huella, como pueden ser los rasgos físicos, o por sentirse con menos habilidades o menos inteligentes". Pero este sentimiento de inferioridad es preocupante cuando la persona tiene un malestar generalizado de rechazo hacia sí misma.
La exigencia sobre uno mismo, un arma de doble filo
Otro factor que contribuye a sentir malestar, tal y como explica la psicóloga, es cuando la persona tiene unos niveles de autoexigencia que se impone ella misma, refiriéndose continuamente a sus puntos flacos y dejando de lado las cosas que sí sabe hacer bien. Actualmente, también "las redes sociales, donde se idolatra tanto la belleza, refuerzan muchas creencias erróneas que generan sentimientos de poca valía personal", comenta García Moreno.
Además de sentirse personas muy inseguras, con falta de habilidades sociales, con miedo de no sentirse a la altura de lo que ellos consideran adecuado, dice García Moreno, "también hay otros que, aunque resulte paradójico, manifiestan cierto comportamiento de superioridad, siendo consecuencia de ese complejo de inferioridad". Estas personas se caracterizan porque continúan buscando fallos en los demás, no aceptan los errores, y buscan en terceras personas culpables de lo que les está ocurriendo.
En este sentido, la psicóloga considera que es muy importante cómo se educa en edades tempranas a los niños: "si se le recrimina constantemente porque se equivoca y hace las cosas mal, el niño va a interpretar que para ser aceptado hay que tener un determinado comportamiento, e irá centrándose más en esos aspectos negativos que en los positivos, lo que le va a generar mucha inseguridad en la vida adulta".
Reforzar la autoestima es la mejor cura
Como decíamos anteriormente, el complejo de inferioridad afecta principalmente a la imagen que tiene la persona de sí misma. Estas personas, cuenta Aurora García Moreno, actúan en función de los pensamientos que tienen acerca de su valía personal. El problema es que cuando actúan en consonancia a estas creencias, no se van a esforzar y, por tanto, se van a cumplir esos pensamientos, pero en realidad lo que ha ocurrido es que como inicialmente han creado un escenario de no poder, no se esfuerzan, y evidentemente no consiguen esos resultados que ellos desean.
"Siempre que afecte al crecimiento personal y social de la persona y, sobre todo, si presenta síntomas de ansiedad, de frustración y depresión, es necesario el tratamiento. La terapia en estos casos se enfoca en que estas personas aprendan a identificar tanto sus sentimientos y pensamientos negativos y, sobre todo, reforzar la autoconfianza y la autoestima. "Es imprescindible que acepten su realidad y detecten qué es lo que produce esos sentimientos para tomar conciencia real del problema. aprender a ver las cosas desde otra perspectiva sin compararse y ser más flexible con los fallos y los errores", concluye la psicóloga García Moreno.