EN 'LA LINTERNA'
"En Davos don Felipe no desaprovechó la oportunidad de hacerse oír"
Jorge Bustos vuelve a 'La Linterna' con el 'Bueno, el feo y el malo' de la semana: el Rey Felipe VI, Ricardo Costa y Baltasar Garzón
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Tengo que confesarte que nunca me había alegrado tanto escuchar de nuevo la entrañable palabra gürtel, gracias al giro en la estrategia de defensa de los investigados en Valencia. No es que aplauda la puesta en marcha del ventilador aplicado a la época más infame de los gobiernos peperos: es que esa coartada argumental nos ha permitido distraernos por unos días de otra palabra tan odiosa como gürtel: procés. Y así, que entre políticos valencianos que roban el dinero de todos y políticos catalanes que roban la soberanía de todos vamos subiendo la cuesta de enero más o menos entretenidos. Mientras estos dos sean los temas preponderantes en las tertulias, no me faltarán feos ni malos, pero tampoco buenos. Porque el bueno de esta semana está relacionado también con el desafío separatista, aunque sea para combatirlo.
El bueno: el rey Felipe
Y lo ha sido en el foro más exclusivo del mundo, el de Davos, donde se juntan los gobernantes y empresarios más poderosos del planeta. Nunca hasta ahora había sido invitado un jefe de Estado español, y don Felipe no desaprovechó la oportunidad de hacerse oír. Pronunció un discurso claro y contundente que entronca con el estilo directo que acuñó en su ya histórica intervención de octubre. Se dirigió a su selecta audiencia para recordarles que la lacra nacional populista declarada en Cataluña no constituye un problema endémicamente español, sino que puede infectar a cualquier democracia. Y cuando eso pase, reivindicó don Felipe, convendría que el mundo aprendiera de la lección que ofrece el caso español, que no es otra que la del imperio innegociable de la ley. “La Constitución no es un adorno”, afirmó bajo la atenta mirada de Macron, en quien ha encontrado un firme aliado en la defensa de la democracia liberal europeísta. La ventaja de tener un Rey como este es que uno ya no tiene que preocuparse de la imagen de España que vamos dando por ahí fuera. A Felipe VI no le votamos, pero nos representa perfectamente.
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El feo: Ricardo Costa
Posiblemente el político más pijo de la historia de Occidente, pero eso ya lo sabíamos desde que le oímos masticar sus primeras palabras como si fueran buñuelos de viento. Ahora sabemos que además de pijo es un delator, o bien, un mentiroso, el juez decidirá. La escandalosa descripción que Costa ha hecho en sede judicial del funcionamiento de la financiación ilegal del PP a este sheriff le parece absolutamente verosímil, aunque esperaré a la sentencia. Lo que no esperaba ya es que el PP reaccionara a estas revelaciones encendiendo el ventilador por enésima vez y repitiendo que ha pasado el tiempo y que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. ¿Tanto cuesta, de verdad, decir lo que aquel buen rey: “Lo siento, me equivocado, no volverá a pasar”?
El malo: Baltasar Garzón
Que ha escrito libro y ha montado un partido, o ha escrito un partido y ha montado un libro, cualquiera sabe. Lo fabuloso es que un millonario pretende salvar por enésima vez al proletariado, que un juez cuyos autos eran ilegibles escriba un libro, y que un político disfrazado con toga quiera volver a la política para devolver al Estado la separación de poderes perdida. Y lo dice él, que no es que matara a Montesquieu, es que se comportó como la rata que devora los gusanos del cadáver de Montesquieu. Ya solo falta, Juan Pablo, que Puigdemont termine presidiendo el Consejo de Estado.