El hábito que debemos incluir en nuestra rutina para no sufrir estrés diariamente: válido para todas las edades

El doctor Guillermo Álvarez Calatayud pediatra y gastroenterólogo explica en 'La Linterna' las claves para mejorar nuestra salud emocional

Ana RumíRedacción La Linterna

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La adolescencia es una etapa compleja, y todos los que somos adultos, hemos pasado por ella. Es dura porque es una época de cambios físicos, psicológicos, emocionales, sociales. La presión académica, colectiva, las expectativas familiares, la necesidad de pertenencia al grupo, la imagen corporal, las relaciones sentimentales, la amistad, todo. Todos es complicado de sobrellevar. 

A eso se le tiene que añadir que los adolescentes se encuentran sin saber muy bien quiénes son y sufren crisis sociales difíciles de gestionar.

La falta de habilidades para manejar estas situaciones y los cambios hormonales hacen que los adolescentes se sientan muchas veces abrumados y sean susceptibles de padecer estrés crónico. Además, el uso excesivo de redes sociales genera comparaciones y puede afectar a su autoestima.

Todo eso deriva en que les llegue una mala salud emocional y mental que les hace tener mucho estrés que se puede llegar a cronificar. Estrés que pueden tener los adultos también y que debe solucionarse.

Los síntomas e indicios que nos hacen sospechar del estrés

El doctor Guillermo Álvarez Calatayud es pediatra, gastroenterólogo y trabaja en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Pasa consulta en 'La Linterna' y nos alerta de los síntomas que deben hacernos sospechar de que ese estrés en adolescentes se está cronificando. 

“Les resulta difícil expresar lo que sienten, de ahí la importancia de prestar atención a los cambios en su comportamiento” comenzaba explicando.

“Suelen estar más tristes, huidizos, tienen tendencia al aislamiento, no salen con amigos, pasan mucho tiempo inmersos en el móvil, presentan pérdida de interés de actividades que antes solían gustarle, están cansados, sin motivo y tienen dificultad para concentrarse” comentaba el doctor.

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Adolescente triste

Además, aconsejaba a los padres estar muy atentos al comportamiento que tienen ellos en casa. “Suelen estar enfadados, dar malas contestaciones e incluso ser agresivos”decía.

Síntomas que no solo son emocionales y que tienden a ser físicos. “Pueden llegar a somatizar y tener síntomas como insomnio o dormir en estrés o dolores de cabeza, tripas, vómitos o diarrea” explicaba.

Y este estrés, como recordaba, puede incluso afectar a su actitud y vida a largo plazo. “Pueden padecer trastornos del sueño, enfermedades digestivas, cefaleas y dolores musculares, entre otros. A nivel psicológico pueden derivar en trastornos alimenticios, ansiedad o depresión” confesaba.

Además, tiene consecuencias nefastas como que su memoria se ve afectada y también su concentración, que puede desembocar en un fracaso académico y relaciones tóxicas.

El hábito para evitar ese estrés

Como padres y adultos responsables, podemos ayudar y mucho a que nuestros adolescentes no se sientan mal y superen ese estrés crónico. 

“Es fundamental tener una buena comunicación familiar, escucharlos activamente, sin juzgarlos, para que se sientan comprendidos y pidan ayuda cuando lo necesiten. En los adolescentes, tener una rutina es la clave” explicaba.

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Dos adolescentes con el móvil

Pero por puntualizar, es bueno ese hábito de crear una rutina también en los adultos. “Ayuda a controlar el estrés y la ansiedad. Es bueno organizar las tareas y sus horarios e incluir actividades de ocio que les gusten. Es importante limitar el tiempo que pasan en redes sociales y el uso del móvil para una buena salud emocional” decía.

Y aparte de todo eso, aconseja tener hábitos de vida saludables, como dormir entre 8 y 10 horas, “hacer ejercicio físico y una alimentación saludable, es importante mejorar su energía y su concentración”.