Los riesgos de sufrir el 'síndrome del cuidador quemado' y por qué "es esencial" que te tomes un respiro
La neuropsicóloga Aurora García Moreno recuerda en La Linterna por qué es tan necesario prestar atención a la salud mental de los cuidadores de personas con discapacidad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Llega el verano y todos pensamos en nuestras vacaciones. Pero, ¿qué pasa con las personas con discapacidad? ¿Cómo es para ellos el verano? Luismari tiene 71 años y tiene una discapacidad psíquica. Su hermano Julián es su tutor y quien se encarga de su cuidado: “Desde hace 15 años vive en una residencia para personas con discapacidad. Trabaja en un taller ocupacional, pero los meses de julio y agosto cierra por vacaciones”. Pasaba todos los veranos en el pueblo con sus padres, pero cuando fallecieron, dejó de ir. Por suerte, su residencia organiza muchas actividades y pueden disfrutar de los meses de julio y agosto: “Excursiones de un día, conciertos, viajar a otras provincias...”. Aunque viva en un centro, la relación con la familia se mantiene. Su hermano Julián le visita siempre que puede y los fines de semana comen juntos. En verano, los paseos se mantienen: “Él viene a mi casa el fin de semana y esa relación tampoco la perdemos en verano”.
El contacto con las personas y las actividades son muy importantes para las personas con discapacidad. Una actividad especial para ellos y también para los familiares que ven cómo se rebaja la carga de trabajo. La mayoría de los cuidadores son mujeres, de mediana edad, que renuncia a su vida y sufren problemas psicológicos.
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La neuropsicóloga Aurora García Moreno advierte en La Linterna por qué es tan necesario cuidar la salud mental de los cuidadores de personas con discapacidad: “Es esencial porque evitará que el cuidador sufra un desgaste emocional e interfiera en el cuidado de la persona dependiente”. Además, la experta resalta la importancia de “no tener miedo a pedir ayuda y ser asertivos, tener la capacidad de decir que no, por ejemplo, cuando la persona que necesita cuidados les rechace o les culpe. También hay que ser capaz de poner límites, dejando a la persona hacer aquello que sí puede hacer”. Si se actúa siguiendo estos consejos, favorecerá la salud mental de las personas cuidadoras.
Una sobrecarga de responsabilidades puede afectar psicológicamente al cuidador, llegando a sufrir el Síndrome del Cuidador Quemado: “Se está cohibiendo su libertad y, como consecuencia de esta responsabilidad, se altera el estado anímico, se frustran más fácilmente y sienten mucha culpabilidad”.
Existe la posibilidad de acceder a programas de respiro familiar para personas dependientes. Aurora explica en qué consisten: “Son unos centros residenciales de estancia temporal por circunstancias temporales de la familia. Se les hace una valoración de los dominios cognitivos y físicos de la persona y se elabora un plan de intervención para ofrecer una atención individualizada, además de disfrutar de todos los servicios como excursiones o sesiones de fisioterapia”. Los beneficios de estos programas para el cuidador y la persona con discapacidad son muchos, ya que, por un lado, “el cuidador podrá disminuir los niveles de ansiedad y estrés que genera ser responsable del bienestar de otra persona, pero, además, a la persona cuidada le permitirá realizar actividades que le saquen de una rutina, además de realizar interacción social”.
¿Qué pueden hacer las familias ante el rechazo de sus familiares por sufrir algún tipo de discapacidad?: “Lo primero que tienen que hacer es realizar una queja formal ante los organizadores de estas actividades de las que han sido excluidos, ya sean colegios, ayuntamientos, etc.”, recomienda la neuropsicóloga y añade que “hay que ponerlo en conocimiento del Defensor del Pueblo, ya que se están vulnerando los derechos fundamentales de sus familiares”. Reproduce el audio para escuchar todos los consejos de Aurora García Moreno.