Montan una boda en una residencia de Barakaldo y los ancianos alucinan al ver quiénes son los novios: "Lloró"

Rafael Carriegas, director del centro, explica en COPE los motivos de organizar allí el evento y cuál fue la emotiva reacción de los 230 internos: Se derrumbó

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Montan una boda en una residencia de Barakaldo y los ancianos alucinan al ver quienes son los novios: "Lloró"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Una residencia de mayores de Barakaldo celebró hace unos días una boda en el centro, a la que acudieron los 230 ancianos que están internos en el centro. No obstante, la sorpresa llegó cuando todos ellos se dieron cuenta de quienes eran los novios. Como explica en COPE, el director de la residencia, Rafael Carriegas, hubo una emoción general, incluso uno de los novios se derrumbó y empezaron a brotarle las lágrimas de los ojos.

El plan inicial era aprovechar los jardines del centro Fundación Miranda que tienen para celebrarlo al aire libre. Pero llovió. Por lo que recurrieron a su plan B y toda la decoración la metieron dentro del salón. A pesar del mal tiempo esta pareja y todos sus invitados pudieron pasar un día único.

Quiénes eran los novios de la boda

En las invitaciones a la boda había una sorpresa: Los nombres de los que se casaban eran ficticios. Porque los de verdad eran Estrella y Alfredo, una pareja que vive en la misma residencia. Hace más de un mes al equipo que dirige la residencia se le ocurrió la idea de organizar la boda. El motivo: a una de las residentes se le casaba un familiar y no contaron con ella. “Dijimos que qué mejor para ella y los demás que organizar un evento de estas características, ya no para pasárnoslo bien, sino para que todo el mundo se sienta vivo”, explica en La Linterna Rafael Carriegas, director del centro Fundación Miranda.

Las 230 personas que viven en esta residencia de ancianos recibieron su invitación un mes antes de la boda. Lo que generó una enorme expectativa y un motivo más por el que sentirse vivo: “Las ganas de sentirte visible, protagonista, de comprarte una blusa, pintarte las uñas, ir a la peluquería, unos zapatos nuevos... Todo ese mundo global, con los compañeros...”

Pero, en la invitación aparecían los nombres de Mari Paz Castaños y Vicente Del Horno, ambos ficticios. Se los inventaron y “varios de ellos decían que le conocían, que conocían a los padres”, bromea Rafael. Porque claro, “son apellidos bastante comunes en Barakaldo y se mantuvo la incertidumbre y sacó las lágrimas de Alfredo”.

La sorpresa al ver quiénes eran los novios

Cuando los más de 200 residentes vieron quiénes se casaban la sorpresa y sobre todo la emoción se fusionaron. Y si no, que se lo digan al novio, Alfredo: “En cuanto salí y vi a todo el mundo me derrumbé, se me saltaron las lágrimas”, explica él mismo en los micrófonos de COPE. Alfredo lloró mucho de emoción al ver a todos los residentes, a los trabajadores, incluso a algunos de sus familiares que allí estaban para el día más especial de su vida: su boda.

Invitados como Crisanta estaban muy entusiasmados por la celebración: “Es una cosa nueva, no la había visto nunca, pero te hace ilusión”, comenta. Lo mismo le pasó a Charo de 87 años. No se esperaba una invitación para la boda de alguien que no conocía: “Una cosa extraña de que, sin conocer a nadie ni nada, te inviten, lo cogí muy bien, como una cosa agradable”

Cuando Crisanta, Charo y el resto de residentes de Fundación Miranda descubrieron quiénes iban a ser marido y mujer la emoción floreció. Y Charo decidió hacerles un regalo muy especial. Un cantar. Pero la que más feliz estaba el pasado viernes era la novia, Estrella. “La felicidad con la que estuvieron toda la tarde a nosotros nos sobra. Total, la única diferencia ha sido firmar un papel, el resto ha sido todo verdad”.

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Una boda real

Era una boda sin ser una boda. No fue en ninguna Iglesia, en ningún juzgado, pero Estrella se compró su vestido blanco para darse el sí quiero en la residencia de ancianos donde vive. Aunque, como ella misma dice, la única diferencia es solo una firma. “La verdad es que para nosotros ha sido una boda real, encima con nuestros residentes. Nosotros trabajamos ahí y estamos todo el día con ello, y la familia ha sido real: nuestra familia, nuestros residentes y nuestros compañeros”.

Todo salió a la perfección. La idea del equipo que lleva esta residencia de ancianos fue todo un éxito. Estos mayores recuperaron la ilusión de vivir y la emoción de prepararse para un evento. “Y la alegría de compartir algo que cuesta muy poco dar, la felicidad”, comentaba el director de La Linterna, Ángel Expósito.

“Hay que tener en cuenta que a muchos de ellos ya nadie los invita a una boda. Ya sea porque es muy lejos, porque van en silla de ruedas o porque ya no tienen familiares que se casen. Por lo que esta iniciativa es muy especial”, continuaba el director del programa. Y es que además disfrutaron de un banquete de 9 platos y hasta hubo un DJ poniéndo clásicos como Paquito el Cocholatero. Una boda que ha conseguido que estos mayores, los 230 que viven en esta residencia, hayan vivido una celebración que les va a costar olvidar. Por la expectativa de los 30 días previos, por los preparativos, y por las ganas de seguir viviendo que generan estas cosas.

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