"Sánchez y Susana se han convertido en discípulos de Rajoy"

Â"Sánchez y Susana se han convertido en discípulos de RajoyÂ"Este viernes, por ser el último de 2016, no vamos a ceñirnos al balance político de la semana, sino del año entero. Vamos a nombrar al bueno, al feo y al malo de un año que por anómalo, cuando no ridículo, ya figura en nuestra historia nacional del disparate político.El bueno: Mariano RajoyPues no puede haber otro ganador que el gran superviviente, el hombre de piel de elefante, el político al que no ya la indignación sino el mismo aburrimiento han dejado por imposible: don Mariano Rajoy Brey, presidente de España. El mismo al que hace un año exacto se desahuciaba de La Moncloa tras perder tres millones y medio de votos ha definido este viernes, desde la misma Moncloa en la que sigue acostándose y despertándose, este periodo como el año de la incertidumbre. Incierto para todos menos para él, que siempre creyó, esperó, aguantó y venció. En su discurso de este viernes ha dividido 2016 en dos partes: diez meses de bloqueo estéril y dos de pacto fértil. Y sobre todo lleva razón cuando interpreta la inclinación mayoritaria de los españoles hacia la moderación y la estabilidad, tras un tiempo propicio al postureo de plató y la pirotecnia revolucionaria.Y a algunos no nos sorprende. Quienes caricaturizan a don Mariano postrándolo en la hamaca perpetua de la desidia deberán reconocer la hiperactividad legislativa de las últimas semanas. “Recuperar el tiempo perdido”, lo ha llamado hoy Rajoy, aunque para ello haya tenido que practicar un giro socialdemócrata que allane el entendimiento con el PSOE en materias tan varias como el techo de gasto, la subida del salario mínimo, la ley educativa o el bono social para energía. El Rajoy de la mayoría absoluta, encerrado en Moncloa y gobernando a decretazos, ha dejado paso al Rajoy negociador, flexible y poco escrupuloso, sin apenas líneas rojas más allá de la defensa de la unidad de España frente al delirio independentista. Podríamos decir que el primer mandato de Rajoy se asemejó al segundo de Aznar, y que la segunda legislatura de Rajoy se va a parecer a aquel gobierno en minoría del primer Aznar, el del viaje al centro y los acuerdos con otros partidos. Todo depende de que se mantenga el ánimo colaborativo de un PSOE convaleciente, y para que no decaiga Rajoy acaricia de cuando en cuando el botón electoral. Vamos a llevarnos bien y todos felices en 2017, parece insinuar.El feo del año: Pedro SánchezY eso que aquí no discutimos su celebrada apostura física, sino su capacidad política. Que se reveló en toda su dramática ineptitud tras una mala lectura de los resultados electorales de diciembre, y una aún más delirante de los aún peores resultados de junio. Por alguna extraña razón que a las mentes normalmente constituidas se nos escapa, don Pedro consideró que ambos resultados eran magníficos, históricos incluso, y que legitimaban su insensata ambición de ocupar La Moncloa. Aunque para ello tuviera que sacar del centro-izquierda al PSOE y arrastrarlo a ententes con el populismo caníbal y el nacionalismo golpista.La ejecución llevada a cabo por el 'susanismo' no fue limpia, eso es cierto. Hubo tiros, volaron sillas y botellas por el salón de Ferraz y se derramó sangre metafórica, que ha formado un coágulo también metafórico llamado 'sanchismo'. Porque Sánchez ya no existe políticamente pero el 'sanchismo', o más bien el 'antisusanismo', todavía permanece. Y esa es la razón de que la baronesa de Triana demore hasta el hartazgo su anuncio de concurrir a las primarias para hacerse formalmente con el trono de Ferraz que ya ocupa oficiosamente a través de la Gestora. Y así vemos cómo Sánchez y Susana, Sa y Su, se han convertido en discípulos de don Mariano en el maquiavélico arte del manejo de los tiempos. La herida no está cerrada, ni la entronización de la andaluza se producirá sin resistencia: falta saber cuánta, y eso dependerá de la maña que se dé Susana con la aguja de coser. El malo del año: Carles PuigdemontEl trofeo a la maldad política, al perjuicio para la convivencia, a la obstinación en la vía muerta de la ilegalidad se lo lleva con unilateral merecimiento don Carles Puigdemont. Que acaba de insistirle a un medio francés que le basta la mitad más uno de los votos en un hipotético referéndum para declarar la independencia. Es decir, para expropiar la soberanía de todos los españoles, que somos tan dueños de Cataluña como de Caravaca de la Cruz, y para extranjerizar por la fuerza a la mitad como mínimo de los catalanes que desean seguir siendo y sintiéndose españoles. Con una mano la Generalitat sigue pillando los millones del FLA y escucha interesado las ofertas de un nuevo modelo de financiación y más infraestructuras para Cataluña, pero al mismo tiempo no depone su amenaza de romper con todo, pase lo que pase y reciban lo que reciban. Detrás de esa cerrazón está la mentalidad cavernaria de la CUP, que somete a Puigdemont y Junqueras a una presión gamberra, propia de estadios premodernos del pensamiento político, muy previos a la romanización. Claro que los Juntos por el Sí también se dejan presionar. No sabemos cómo acabará esto, pero sí que será el principal desafío político del año que viene. Y del siguiente. Y así por los siglos de los siglos, porque el descontento del nacionalismo victimista solo se curará cuando la Península Ibérica desaparezca bajo las aguas.Un disparo en la recámaraPues podríamos sumarnos a los que se dedican entre sí 'pablistas' y 'errejonistas'. O detonar una salva de aviso al desdibujado futuro de Ciudadanos, rehén del Gobierno sin figurar en él. Pero no queremos gastar más pólvora porque contaminaríamos el aire, y entonces doña Carmena se pondría a mirarle la matrícula al caballo de este sheriff para ver si es par o impar. Prefiero poner rumbo al ocaso de este 2016, como Lucky Luke al final de una de sus aventuras, y desear a mis oyentes un feliz 2017. Volveremos con los cartuchos cargados.