Un trabajador de la Xunta invita a un café a un mendigo y, años después, su vida cambia totalmente

Manolo vio como su vida daba un giro de 180 grados tras un simple encuentro con Carmen una mañana cualquiera

Un trabajador de la Xunta invita a un café a un mendigo y, años después, su vida es muy diferente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Un día te despiertas con la hora justa, tienes que darte prisa para llegar a trabajar. Tu lugar de trabajo está cerca de la estación de autobuses de Santiago, Galicia. Estás a las puertas del trabajo, pero decides parar y levantar la mirada. Justo enfrente, al lado de la puerta de la estación, está Manolo. Una de las más de 1.300 personas sin hogar que hay en Galicia. Paras, le preguntas cómo estaba y si necesitaba algo, y entre tanto, le invitas a un café. Así fue como Carmen, una funcionaria de la Xunta, conoció a Manolo. Le invitó a un café. Fue el principio de un cambio radical.

Una historia conocida gracias al equipo de COPE Santiago, una historia sobre cómo un café puede cambiarlo absolutamente todo. José Manuel (o Manolo) es un hombre de 65 años. Hasta hace unos años tenía una vida totalmente normal. Pero a veces, cuando las cosas se complican, es difícil hacerle frente.

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De regentar un bar en Galicia a vivir en la calle

Manolo tenía un bar en la costa de Coruña que sobre todo en verano, contaba con bastante gente, como él mismo explica en COPE: “Tenía una vida normal y corriente, tenía trabajo con un bar en la playa, sobre todo en verano. Pero las cosas se complicaron y el bar cerró. Poco después, su matrimonio también acaba y, a raíz de su divorcio, toda su vida cambia. Decide irse a Santiago, a intentar reconducir su camino. Durante más de un año Manolo busca trabajo allí, pero nada.

Ya tenía más de 50 años, su experiencia laboral se reducía al bar que tuvo que cerrar. Y encontrar trabajo con estas características es complicado. “Me encuentro sin nada, solo y sin nada, un desastre. Desde 2014 a 2015, me cansé de buscar trabajo, no me lo daban, creo que por mi edad. Me abandoné”, aclara. Manolo se dejó totalmente, le daba igual despertar a las tres de la tarde, que a las ocho de la mañana. Dormía en la calle, sin poco o nada para comer. Pero la suerte se puso de su lado el día que Carmen, al llegar a trabajar a la Xunta, decide acercarse a preguntarle a Manolo cómo se encontraba. Su nueva amiga le cambió la vida.

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Un café en la estación de Santiago lo cambia todo

“Caí en picado hasta que conocí a Carmen, que me ayudó muchísimo, me levantaba el ánimo”, recuerda. Carmen se paró a ayudar. Decidió molestarse, y preguntarle cómo se encontraba, si necesitaba algo. Y le invitó a ese café. “Dormía en la estación de autobuses en la parte de fuera. Me dijo que iba a desayunar, que si me apetecía algo, y le dije que un café solo largo”.

Así empezó un largo camino. Carmen le ayudó a tramitar ayudas sociales como la presentación del Ingreso Mínimo Vital. Pero pasó el tiempo y Carmen además le animó a estudiar y a que se apuntase a una formación que imparte Cáritas. “Yo estaba cobrando el IMV y estaba más o menos acomodado, unos 500 euros. Y empezamos a hablar por teléfono, me convenció, dije que vale, no tenía nada que perder”

Día tras día Manolo se esforzó y superó esta formación. Hace dos años intentó trabajar en ARROUPA, la empresa de inserción laboral en materia de reutilización textil de Cáritas. Estaban entre él y otra persona, y contrataron a la otra. Pero este año sí tuvo suerte.

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Un trabajador de la Xunta invita a un café a un mendigo en Santiago y, años después, su vida es muy diferente

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“Como tengo mucha confianza en Cáritas, les pedí que me metiesen, no fue de un día para otro. La primera entrevista la hice hace dos años, pero no me cogieron a mí, sino a una chavala que lo merecía más que yo”. Ahora Manolo tiene una formación, un empleo y un techo. Su vida ha dado un giro de 180 grados. Su día a día ahora es muy distinto.

“Empezamos a las 8, tienes que descargar los camiones que vienen de trabajar por la noche y clasificas la ropa por mesas”. Manolo ha logrado salir de una situación muy complicada como es el sin hogarismo. Su calidad de vida ha mejorado y ahora no le asusta decir que las pesadillas que vivió cuando estaba en la calle han terminado. Ahora Manolo, está bien. “Ahora estoy bien, ni mejor ni nada, simplemente bien”

Las personas sin hogar en España han crecido casi un 25% en los últimos diez años. Un incremento de más de 5.600 personas que han tenido que buscar refugio en centros asistenciales. La situación de las personas sin hogar no es sencilla. Manolo lo sabe bien y por eso recalca la importancia de pedir ayuda. Manolo, 65 años. Ha dejado atrás el sinhogarismo. Ahora, gracias a Cáritas tiene un trabajo. Y gracias a Carmen, que se paró a ofrecerle un café y su ayuda, ha remontado su vida.

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