Ana María, de 73 años, vende unos pendientes y con el dinero hace algo que nunca había hecho: a 220 kilómetros

Expósito cuenta la historia de varias mujeres de Bembibre, en León, que han tenido que poner en venta varios objetos para cumplir sus sueños

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Vende sus pendientes con 73 años y con el dinero hace algo que nunca había hecho: a 220 kilómetros

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No todas las personas pueden llegar a cumplir sus grandes sueños a lo largo de la vida. Algo que, para algunos, es correr una maratón, ir a un partido de fútbol al estadio, viajar a un país lejano... Pero nada es gratis y a veces hay que tirar de ingenio para poder conseguir los recursos y los fondos. Así, este martes el director de La Linterna, Ángel Expósito, contaba el caso de Ana María, una mujer de 73 años, que, tras vender unos pendientes, ha conseguido recorrer 220 kilómetros para hacer algo que nunca había hecho

Pero la historia de Ana María no es la única, sino que varios mayores de la residencia Centro Campolar Bierzo en Bembibre, en León, han podido cumplir sus sueños de toda una vida. Unas historias que ellos mismos han relatado en los micrófonos de COPE. Una aventura que empezó el pasado mes de octubre.

Fotografía del Centro Campolar Bierzo en Bembibre

Fotografía del Centro Campolar Bierzo en Bembibre / redes sociales

Cómo cumplir el sueño de una residencia de León

Desde hace años, la residencia organiza multitud de talleres de terapia ocupacional. Uno de ellos es el de artesanía, recomendado para tratar enfermedades como el Alzheimer, además de mejorar algunas de las dolencias de los residentes. Nuria Gil, terapeuta ocupacional del centro, explica en La Linterna que los mayores “entrenan habilidades para poder conseguir una mayor actividad, tanto motriz como cognitiva”.

En esos talleres fabrican vasos, diseñan joyas como pendientes, cosen salvamanteles e incluso hacen peluches. Por todo ello, Nuria pensó que el viaje hasta el mar sería una buena forma de que los mayores recuperaran sus recuerdos. “Que volvieran a recordar las sensaciones de la playa e, incluso para las personas con más deterioro, la sensación del agua y la arena. Además, el taller en sí les ayuda en sus capacidades cognitivas, como la orientación temporal. Hay gente que, en un momento dado, puede no recordar el día de la semana, pero sí que saben que están en el taller de artesanía y que había que coser”.

Imagen de archivo de un viaje en autobús

Imagen de archivo de un viaje en autobús / Canva

Así nació una idea. Pero, para ello, necesitaban fondos, y echaron mano, precisamente, de los que fabricaban en esos talleres. “Con esos productos pudimos hacer un mercadillo navideño en el centro comercial para conseguir el dinero para ir al viaje. Los productos se realizaron gracias a la Asociación de Rotarios de Ponferrada nos donaron las telas y los materiales necesarios para poder elaborar la cantidad de productos para estar vendiendo una semana”, explica Nuria.

Ana María vende unos pendientes y recorre 220 kilómetros´

Ana María tiene 73 años, y graves problemas con la vista. Al mercadillo había aportado unos vasos y unos pendientes que tuvieron mucho éxito, algo que le consiguió un viaje de 220 kilómetros para hacer algo que nunca había hecho. Y es que el gran plan de la residencia de mayores de León, explica Nuria, era llevarlos a ver el mar.

Imagen aérea de la playa de Gijón

Imagen aérea de la playa de Gijón / Canva

El mercadillo estuvo operativo cinco días, entre el 12 y 17 de diciembre, sacaron 2.500 euros. El 25 de junio salieron de la residencia en León con dirección a la playa de Poniente, en Gijón, en un estupendo autobús en el que recorrieron los más de 220 kilómetros que separan ambas ciudades. No pesaban las casi 5 horas de viaje , y eso que el mes de junio en Gijón había sido lluvioso y fresquito, pero aquel día fue espectacular.

Fue la primera vez y muy bien, me lo pasé fenomenal. Muy contenta de poder haber estado en la playa, anduve un trozo y me metí dos veces, estaba buenísima”, reconoce Ana María en los micrófonos de COPE. Para algunos era la primera vez, pero para otros suponía un reencuentro después de muchos años, como Ana, con 77 años, de Málaga y con principios de demencia. “Yo perfectamente, yo nunca he tenido costumbre de bañarme, pero me gusta ir y tocar la arena. Estuve en la comida, claro”, cuenta a Expósito.

El viaje terminó con una estupenda comida, en un lugar frente al mar, en primera línea de playa. La experiencia ha sido tan buena que no paran de pensar en el siguiente destino y ya han salido algunas propuestas: “Quisiera ir a Francia, porque allí pasé muchos años, y donde mejor lo he pasado ha sido en París”, cuenta Ana. Otra, por su parte, asegura que le gustaría volver a Galicia.

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