Ángel Correas: "Las 300 medidas de Sánchez son fuegos artificiales con pólvora de aroma electoral"
Ya puedes escuchar el monólogo de Ángel Correas en 'La Mañana de Fin de Semana'
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En plena Operación Retorno, Pedro Sánchez no va pillar atascos, ni sufrir retrasos en los vuelos, ni en los trenes. Sánchez se ahorra sorpresas viajado en helicóptero oficial a la finca toledana de Quintos de Mora donde pasa el fin de semana y afronta el inicio del curso político.
Hoy publica el diario El País una entrevista con el Presidente del Gobierno en funciones. Sánchez aporta pocas novedades. Dice que no espera nada de Ciudadanos y PP y sigue llamando a Podemos para que apoye un gobierno monocolor del PSOE con un acuerdo programático que evite elecciones.
Una entrevista con posado incluido, con una Sánchez caminando por el jardín de Moncloa, la mano derecha en el bolsillo del traje abotonado, mirando al frente con el rostro ligeramente ladeado e iluminado por el sol. Dan ganas de salir corriendo a comprarse el traje, casi hay que pararse a comprobar que se trata del presidente y no de un anuncio de rebajas.
La imagen se cuida al milímetro. Es un ejercicio más de marketing que culminará este próximo martes.
Será el gran día de Sánchez, presentará sus 300 medidas. Un acto en formato mitinero, como lo que es, un acto de precampaña electoral y en el fondo puede ser una puntilla al malogrado acuerdo de investidura con Unidas Podemos.
Se va preparando el relato para las próximas semanas. El PSOE presenta esas 300 medidas como una especie de solución universal a los problemas de España desde la izquierda. Sánchez procurará presentarse como una especie de catalizador de las demandas sociales que ha ido recopilando selectivamente y sesgadamente en estos últimos semanas, en esas reuniones con cientos de colectivos de todo tipo, pero todas del tipo que le interesa al PSOE.
Las medidas se van a presentar a bombo y platillo, 300 medidas preciosas que en titulares quedan como una auténtica maravilla. Fuegos artificiales con pólvora de penetrante aroma electoral.
Medidas que sobre el papel resultarían imposibles de rechazar para Podemos. Y ahí puede estar la clave. Meter presión y tratar de hacer ver que si Podemos no entra en este juego es porque no tienen voluntad de acuerdo mientras se muestra a Pedro Sánchez como un presidente que ha trabajado hasta el final.
Así, si Pablo Iglesias no entra en este aro quedarán señalados como un partido que no quiere las maravillosas soluciones si no los puestos políticos y además como culpables de ir a unas elecciones generales.
Mientras Iglesias se cuece en su jugo, el Presidente en Funciones no tiene ninguna prisa en reunirse con Podemos. La próxima semana, Sánchez se va a reunir con el PNV y con el regionalista cántabro Miguel Ángel Revilla, el único apoyo que tiene confirmado hasta la fecha.
No tiene previsto reunirse con Podemos hasta el día 10 de este mes de septiembre y las consultas con el Rey se centrarían el 12 o 13 y acto seguido, la investidura. Es decir, que Sánchez se reserva apenas 2 o tres días para conseguir los apoyos que necesita después de 4 meses de bloqueo.
Para Pablo Iglesias, esto demuestra que o bien Sánchez quiere negociar todo en el último minuto o bien ha decidido ya ir a las elecciones y estamos en un paripé. Se pregunta Iglesias si esto es responsable. Pues él mismo puede dar y quitar razones.