Ángel Correas: "No sabremos la verdadera factura en vidas de este coronavirus"
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Poco antes de que sean las 00.00 de la noche se acabará la primavera más extraña que hayamos vivido varias generaciones, la primavera del estado de alarma, del confinamiento. Y llega el verano de la “nueva normalidad”, de las mascarillas, del distanciamiento social y de los geles hidro alcohólicos, así que, lo de normalidad es como aceptar “pulpo como animal de compañía”.
Casi 100 días de estado de alarma en los que, el mandó único, del ministerio de Sanidad ha sido incapaz de encontrar una fórmula válida, uniforme a toda España para hacer balance las cifras de la pandemia en este país. Especialmente en aspecto más doloroso de todos, la cifra de fallecidos.
Nadie puede decir que haya sido fácil o sea fácil hacer ese trabajo de coordinación con 17 comunidades autónomas. No lo es... Y además la única certeza es que nunca tendremos la certeza de saber el número de personas a las que el COVID 19 se ha llevado por delante. Saber la cifra exacta será imposible ante la magnitud de casos.
Pero una cosa es asumir las dificultades y límites y otra dar por válidas y sin discusión las cifras de fallecidos que aporta el Gobierno. Después de casi dos semanas con las cifras congeladas, Sanidad cifra el número de fallecidos en 28.315. Cifra tremenda por sí sola pero cifra que se puede quedar muy corta a tener de otros indicadores de mortalidad como las funerarias Sistema de Monitorización de la Mortalidad que, en ambos casos superan los 43 mil fallecidos en estos meses lo que evidencia todavía más el caos de cifras y recuentos en los que se ha movido el Gobierno.
Una evidencia que no le queda más remedio que reconocer también al ministerio de Sanidad. Habla al menos de 13.000 personas, fallecidos, que dice Simón, están ahí y no saben cómo ubicar.
¿Y esto cómo hay que tomarlo? ¿Con resignación? ¿Con indiferencia? ¿Con serenidad? ¿Hay que dejarlo estar? o ¿hay que pedir alguna explicación más allá del “están ahí”?
Miles de personas ha muerto en sus casas o en residencias sin saber cuál había sido la causa. No se hicieron las pruebas PCR, no hubo autopsias y muchos no aparecen en la estadística. El sistema, al borde del colapso falló, y quedarán en un limbo. No sabremos la verdadera dimensión de la tragedia, la verdadera factura en vidas de este coronavirus.
Y probablemente tampoco vamos a saber la dimensión real de los contagiados, pero por lo menos, son personas que han sobrevivido. Según datos oficiales más de 245.000 casos acumulados en España desde el inicio del recuento.
Esta incertidumbre en las cifras ha sido una constante durante todo el estado de alarma y se suma a la retahíla de modificaciones de normas, desmentidos en el propio Gobierno, errores de previsión, compras de material desastrosas en los momentos de mayor necesidad...
Si miramos todo esto, no resulta extraño el resultado que arroja la última encuesta de la Unión Europea, el conocido como Eurobarómetro. El Gobierno del PSOE y Podemos aparece como el peor valorado por sus ciudadanos a nivel europeo, por la gestión de la crisis del coronavirus. De todos los países de la UE, España es donde el Gobierno recibe una valoración más negativa y menos positiva. En concreto, un 63% de los españoles tiene una opinión negativa de la gestión.