Correas: "La partida está en marcha; por ahora va ganando el enemigo, pero no ganará la guerra"

Ángel Correas asegura que no es momento de buscar culpables, lo imperioso es buscar soluciones 

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Monólogo de Ángel Correas, 21 de marzo de 2010

Ángel Correas

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

A estas alturas del estado de alarma ya sabemos cuáles son las nuevas reglas de juego. La partida está en marcha y por ahora va ganando el enemigo pero no ganará la guerra.

Las palabras enemigo y guerra no son un símil. El coronavirus es una enemigo que mata, que hace daño y está obligando a vivir a todo una sociedad confinada con el ejército interviniendo en la calle. Es un enemigo que obliga a los Estados a aplicar una economía de supervivencia y que está llevando a los hospitales a una situación crítica. Esta crisis mundial es los más parecido a una situación de guerra que podemos vivir en tiempo de paz... y la vamos a ganar. Pero llevará tiempo y mucho sacrificio, como en una guerra.

Y como en una guerra hay quien se deja la piel en el frente. Esos son ahora miles de profesionales de la sanidad que tratan de paliar los efectos del coronavirus. Y como en una guerra se enfrentan a los imprevisto y a la virulecia, nunca mejor dicho, de un enemigo desconocido.

Esto está dando lugar a situaciones dantescas en las salas de urgencias de los grandes hospitales de Madrid y empieza a hacerlo en Cataluña.

Nuestro sistema está preparado para absorber las urgencias habituales, accidentes, infartos o desmayos. Incluso para atender con éxito grandes e intensas urgencias imprevistas como pudo ocurrir el caso del 11M.

Sin embargo el sistema, con toda su arquitectura, está demostrando muchas dificultades para sostenerse frente a una situación de crisis continuada, día tras día, con jornadas agotadoras, donde el material se quema más rápido de lo que se repone y donde además el enemigo se expande afectando a los propios sanitarios. Esto difícilmente entraba dentro del guión de nadie. Pero esto es la realidad.

Desde este punto de vista se entienden los nervios, el estrés, la ansiedad, la incertidumbre, el cabreo y hasta el miedo en las salas de urgencias de los hospitales españoles, incluso en los centros de referencia de Madrid como La Paz o el 12 de Octubre, donde se acumulan pacientes horas y horas. Donde se juntan las urgencias habituales, ya de por si numerosas, con los hipotéticos casos de coronavirus que tienen que tratarse de manera diferente

Como en una situación de guerra los médicos, en medio de este estrés continuado, con el volumen de urgencias incesante podrían tener que tomar decisiones tan rápidas como difíciles a la hora de priorizar en las UCI más saturadas. Decisiones que muchos no tendríamos el valor de afrontar.

El gobierno reconoce esta la situación se refleja sobre todo en las UCIS de los hospitales. El Director del centro de Coordinación y emergencias, Fernando Simón, dice que en algunas UCIs tendrán que ser más restrictivos.

Los habrá que quieran pararse ahora a buscar culpables pero lo imperioso es buscar soluciones y la primera pasa por la necesidad de más material adecuado.

Precisamente las Fuerzas Armadas, entrenadas para situaciones de crisis, comienza a tener cada vez mayor protagonismo. A las labores de control, seguridad de infraestructuras críticas y desinfección por toda España se une ahora el montaje de hospitales de campaña... En Madrid, en IFEMA, se monta una hospital con capacidad para 5.500 camas de las cuales, 500 serán UCI... Las Fuerzas Armadas se encargarán también de las tareas de traslados de fallecido por el coronavirus...

La situación de los hospitales, que se da en Madrid pero empieza a notarse en Cataluña y en otros puntos de España solo podrá relajarse con la contención en el número de casos. Cuando se vaya aplanando la curva de la gráfica.

España anhela llegar a esa curva para empezar a perder de vista al coronavirus. Ese punto de inflexión será fundamental para 2 casos. El primero para dar un respiro, poco a poco, en los hospitales y en segundo lugar para que millones de españoles vean, veamos como el sacrificio de aguantar en casa está surtiendo efecto. Cada hora, cada día que estamos en casa evitamos contagios, le quitamos fuerza al virus y le vamos derrotando.

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