Correas: "Quim Torra está instalado en el Callejón del gato y mira la realidad en espejos cóncavos"

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En su día me entusiasmó la lectura de la obra Luces de Bohemia de Valle Inclán. Me quedé con un concepto que a menudo se amolda a la perfección a muchos aconteceres de la vida, el esperpento.

Durante esta obra, el esperpento tiene un escenario en el Callejón del gato donde varios espejos cóncavos deformaban la realidad y la reflejaban como algo grotesco o al revés, una realidad distorsionada adquiría sentido en su reflejo.

La política en general da para muchos esperpentos, pero de un tiempo a esta parte, los hay que entraron en el Callejón del Gato y no han vuelto a salir.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra está instalado en el Callejón del gato y mira la realidad en espejos cóncavos.

11 días ha tardado en asumir que debe cumplir la ley, que estamos en periodo electoral y que una institución que representa a todos los catalanes no puede significarse solo con una parte ni apelar al derecho a la libertad de expresión y de opinión, pero sólo de una parte.

11 días después han desaparecido los lazos amarillos de las sedes oficiales catalanas. 11 días mareando la perdiz, jugando al gato y al ratón con la Junta Electoral, 11 días de tiempo perdido para hacer lo que tenía que hacer desde el minuto 1. Retirar los lazos. Lo han hecho funcionarios de la Generalitat para evitar comprometer a los Mossos que ya tenían la orden para hacer cumplir la ley.

Poco ha durado la normalidad, los lazos se han quitado al mediodía del Palau de la Generalitat y a las tres de la tarde, cuando ha cumplido el plazo que le había dado la Junta Electoral, Torra ha colgado una nueva pancarta apelando a la libertad de expresión en la misma retahíla cansina de los últimos meses. Es decir, sigue vulnerando la necesaria neutralidad de los espacios públicos, que no son de él o de los independentistas, son de toda la sociedad, pero él los utiliza para sus proclamas y además en etapa electoral.

Y así ha sido como ha rebosado el vaso de la paciencia de la Fiscalía que al final ha ordenado una querella contra Quim Torra. Ya era hora dirá alguno. Por los antecedentes que hay, el presidente de la Generalitat puede ser acusado de un delito de desobediencia, contemplado en el artículo 410 del Código Penal, y que está castigado con multa e inhabilitación para ejercer cargo público por un periodo de seis meses a dos años.

Posiblemente lo de la inhabilitación a Torra le da lo mismo porque su figura política está amortizada. Ha sido y está siendo una marioneta de Puigdemont para mantener el espectáculo y cuando llegue el momento le guardarán en el baúl de los juguetes rotos. Así que, posiblemente, no tiene mucho que perder en este sentido. Si le inhabilitan tendrá una medalla más en su currículum independentista. Su reacción a la querella ha sido la de denunciar por prevaricación a la junta Electoral porque, dice, sus decisiones son arbitrarias.

En resumen, una querella más contra Torra que se suma a las que ya presentaron PP, Ciudadanos o Sociedad Civil Catalana. Pero Torra sigue mirando los espejos del Callejón del gato. Hay quien colecciona sellos y otros van coleccionando querellas.

Otra cosa es el resto, por ejemplo, Esquerra Republicana, que no ha compartido el espectáculo estéril que ha montado Torra con los lazos y otra cosa son también los Mossos de Escuadra que tienen que cumplir la orden de la Junta Electoral Central.

En este sentido la Cadena COPE ha tenido acceso a la orden interna de los Mossos para ir retirando con la máxima discreción posible los símbolos independentistas de todo tipo de edificios y espacios públicos. Es una especie de protocolo de actuación en el que se explica que los agentes deben esperar en ese edificio durante 30 minutos hasta que el responsable haya cumplido con la orden. En el caso de que esta persona no haya retirado estos elementos, los agentes se encargarán de retirarlos personalmente. Enseguida entramos en más detalles de esta noticia COPE.

Sábado, 23 de marzo en el que vuelve Pablo Iglesias. El líder de Podemos reaparece en un mitin en la explanada del museo Reina Sofia de Madrid. Reaparece a 36 días de las elecciones generales tras una extensa baja de paternidad y reaparece en medio de un Podemos en horas bajas, totalmente solapado por el PSOE tras haberle dado la llave de Moncloa en el mes de junio. Desde la formación morada se mostrar la vuelta de Iglesias con toda la normalidad del mundo, pero se nota ansiedad en el ambiente pro volver a retomar algo de protagonismo.

La realidad es que últimamente el único protagonismo que ha tenido Podemos ha estado relacionado más con el chalé de Galapagar o con las escisiones internas, por ejemplo, Errejón, que con su actividad política.

Y atención a la noticia que llega desde Estados Unidos. El fiscal especial Muller, encargado de investigar las posibles conexión entre Rusia y la campaña de Donald Trump , ha entregado ya su informe tras dos años de investigación. Un informe cuyas conclusiones, que todavía no se conocen, pueden ser dinamita para el propio presidente de Estados Unidos si se confirma la conexión entre el Kremlim y Trump durante la campaña de 2016 con las famosas filtraciones sobre Hilary Clinton y las relaciones del hijo y el yerno de Trump con empresarios y bogados rusos.

Los enemigos del presidente de Estados Unidos esperan con impaciencia las conclusiones de este documento del que por el momento poco se sabe. Los demócratas esperan que les dé suficiente munición política para complicar, y mucho, el mandato de Trump y desgastar su presidencia.

Durante los 22 meses que ha durado la investigación, Donald Trump ha tratado por activa y por pasiva de desprestigiar este informe tildándolo de caza de brujas e incluso despidiendo al director del FBI. El fiscal Robert Mueller siempre ha respondido a la presión manteniendo un silencio rotundo sobre el caso. Ha terminado el informe y puede ser el todo o nada, para Trump pero también para sus adversarios políticos, que no le faltan.

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