Guillermo Vila: "¿Qué tiene de raro que el Rey haga permanentes defensas de la Constitución?"

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Buenos días, segunda hora de La Mañana del Fin de Semana, un saludo de Guillermo Vila en nombre de todo el equipo en este domingo que pone punto y final a las fiestas de Navidad. Toca mirar adelante, a este mes de enero con forma de cuesta, aunque, oye, vamos a dedicarle una última ojeada a los protagonistas de este fin de semana

Seguramente quede aún algún papel por debajo del sofá y revisa también no se te vaya a haber perdido el décimo premiado del premio gordo de la lotería del niño, el 94974. Un número que ha estado muy muy repartido por toda España, como también lo estuvo el tercero. No así el segundo premio, el 89634, que cayó íntegramente en la localidad madrileña de Móstoles. Donde, por cierto, en algo nunca visto, se vendieron también décimos del primer y el tercer premio. Desde luego, eso sí que es suerte.

Como la que ha tenido Almendralejo, en Extremadura. En este municipio se han vendido tres premios en los últimos quince días.

Bueno y hasta aquí las tradiciones más o menos consensuadas. Porque el otro gran evento del 6 de enero, además de los regalos y de la lotería, es la Pascua Militar que se celebra en el Palacio Real.

Pascua Militar que este año ha tenido como principal novedad la participación de la Princesa de Asturias.

La verdad es que había cierta expectación por escuchar el discurso de Felipe VI, sobre todo después del firme alegato en defensa de la Constitución y de la unidad nacional que protagonizó en su intervención del 24 de diciembre. Es verdad que en esta ocasión, el contexto también era diferente, quizá sus palabras no fueron tan rotundas, pero, en el fondo, el mensaje era el mismo. Por un lado, defensa del marco constitucional. De la España que se abrazó en el 78. Esa España que ha hecho posible 44 años de paz y libertad. Ese país de los consensos que ahora pretende refundarse.

Si hay alguien muy despistado, quizá pueda preguntarse: ¿Qué tiene de raro que el Rey, que es el Jefe del Estado, haga permanentes defensas de la Constitución?

La verdad que es una pregunta pertinente.

No debería extrañar. Y si lo hace es, precisamente, porque ese marco de convivencia está permanentemente atacado, no solo por los partidos secesionistas, que va de suyo; sino también por el gobierno de coalición, que ha pactado, para garantizar su supervivencia, una amnistía que hace saltar por los aires los cimientos de la España constitucional.

Porque legitima el delito disolviendo en el olvido el golpe secesionista de 2017.

Porque echa por tierra la separación de poderes al permitir comisiones parlamentarias que cuestionen a los jueces; porque reconoce que en nuestro país existe eso del lawfare, es decir, la prevaricación sistemática del poder judicial.

Así las cosas, no sorprende una encuesta que publica hoy el diario El Mundo: El 85 % de los españoles cree, tras esa amnistía, que la justicia no es igual para todos. ¿Cómo va a serlo?

El caso es que la Pascua Militar de ayer fue la décima que protagonizó Felipe VI. O lo que es lo mismo, se cumplen diez años de la última que protagonizó su padre. Cómo olvidar aquel discurso en el que empezamos a darnos cuenta de que algo no iba bien.

Con titubeos, balbuceante, aquel 6 de enero fue el principio del fin del reinado de Juan Carlos I. Los que le conocen saben que lo pasó mal y que, ese día, quedó claro para él que la mejor opción para España era la abdicación.

Fue su último discurso como jefe de las fuerzas armadas. Cinco meses después, anunciaba la abdicación de la Corona en su hijo.

Quizá sea este un buen momento también para poner sobre la mesa esta gran paradoja: el hombre que protagonizó la Transición, poco menos que viene casi a escondidas a España, y ha tenido que celebrar este fin de semana en el exilio su 86 cumpleaños; y sin tener ni medio delito pendiente; mientras, todos aquellos que quieren cargarse la España constitucional son agasajados por el Gobierno. Es más, son quienes dirigen la acción del Gobierno.

Bueno, y este domingo se cumplen tres meses del ataque terrorista de Hamás a Israel.

Las cifras de la guerra son realmente atroces. Hamás mató a cerca de 1200 personas. Hubo más de 1500 heridos. Y cientos de secuestrados. De ellos, 120 continúan aún en manos de Hamás. Casi 23 mil palestinos han muerto como consecuencia de la operación militar que sigue desarrollando Israel en la Franja de Gaza, donde la situación humanitaria es realmente dramática. Hay más de 50 mil heridos, un millón y medio de desplazados, los hospitales están colapsados, hay brotes de epidemias y no hay luz, ni agua, ni medicamentos.

Este fin de semana el ministro de exteriores de la UE, Josep Borrell, está en Líbano. Trata de frenar la escalada del conflicto, después de que ayer Hizbulá disparase 60 cohetes contra un puesto militar israelí.

Borrell, que también se reunía con uno de los jefes de Hizbulá, que ya sabes que es la milicia chií que financia Irán y que lleva décadas en conflicto con Israel. Borrell le advirtió de los riesgos de un potencial conflicto en el país. También está en la zona, por cierto el secretario de estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. En las últimas horas, se ha entrevistado con el presidente de Turquía, otro de los actores importante en la zona.

De momento, no parece que el primer ministro Netanyahu parezca muy dispuesto a parar los combates a pesar de las crecientes críticas internas que recibe. En el parlamento y en las calles.

Miles de personas volvieron a salir anoche a las calles de Tel Aviv y otras ciudades del país para exigir la liberación de los rehenes y para demandar nuevas elecciones generales. Se trata de la primera manifestación antigobierno importante desde que estalló la guerra entre Israel y Hamás hace hoy tres meses. Y lo cierto es que cada vez son más las voces que ven en la obstinación de Netanyahu una especie de huida hacia adelante.

Israel ya ha perdido, nos ha explicado hace unos minutos en este programa, porque ha menoscabado sus apoyos en el exterior; porque la guerra ha puesto en peligro a los ciudadanos de Israel, porque se está priorizando el conflicto a la liberación de los rehenes… En fin, que pase lo que pase, efectivamente, Israel ya no puede ganar. Al menos, completamente.

Y ¿cuál es el riesgo ahora? Pues que un error de cálculo de alguien, de cualquiera de los actores implicados, de Israel, Hamás, Irán, de Hizbulá... que un error de cálculo pueda hacer estallar un conflicto a escala global. Es el principal riesgo que desde luego nos llevaría a un escenario aún más incierto y peligroso.

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